EL PRESIDENTE DE LA DICTADURA MÁS
GRANDE DEL MUNDO, VISITA ESPAÑA
El presidente de un país, donde se violan sistemáticamente los derechos humanos, con miles de presos políticos en sus cárceles, donde internet está restringido, donde a través de la pena de muerte el estado asesina a cientos de personas, donde no existe la libertad de religión ni de creencias, donde se persiguen a los sindicalistas que luchan por la mejoras laborales de los trabajadores, donde se marginan a las minorías étnicas. El presidente de un país que invade y se anexiona países como Tíbet y donde se limita la libertad de circulación. El presidente de un país, donde el premio Nobel de la Paz Liu Xiaobo murió bajo custodia, o el escritor y detractor del gobierno Yang Tongyan, permaneció media vida en prisión…
SERÁ RECIBIDO EN NUESTRO PÁIS CON TODOS LOS HONORES:
· Por el Rey Felipe VI - Por el Presidente del Gobierno Pedro Sánchez - Por la alcaldesa de Madrid Manuela Carmena, que le entregará la Llave de Oro de la Ciudad.
NOS PREGUNTAMOS:
Esos defensores de los Derechos Humanos (Felipe González, Casado, Aznar, Principal Partido de la corrupción, Ciudadanos, La Razón, ABC, … etc,) ¿mostrarán la misma preocupación por la sociedad China y Tibetana, que sufre la represión de la más grande dictadura, encabezada por el dictador que ahora nos visitará Xi Jinping, que la que muestran cuando se refieren a las dictaduras de Cuba o Venezuela? ¿Le pedirán al Rey, a Pedro Sánchez o a Carmena que intercedan ante el dictador Xi Jinping, por los presos políticos en China o por los tibetanos? o callarán, haciéndonos pensar que hay Derechos Humanos de Primera y de Segunda, si fuera así, llegaríamos a la conclusión que toda su preocupación se esconde detrás del CAPITAL que se mueve tras el DICTADOR DE TURNO. El último y vergonzoso ejemplo lo hemos vivido con la sanguinaria dictadura SAUDÍ.
EL PRESIDENTE DE LA DICTADURA MÁS
GRANDE DEL MUNDO, VISITA ESPAÑA
El lustro negro de Xi Jinping
· El presidente chino firma un primer mandato marcado por una represión a la sociedad civil sin precedentes
· El caso de los libreros desaparecidos en Hong Kong instala el miedo en el sector casi dos años después
El 31 de julio de 2012, el Diario del Pueblo del Partido Comunista chino (PCCh) publicó un editorial titulado:
"El verdadero desafío para China son los próximos 5-10 años". Entre otros peligros, el texto alertaba sobre la existencia de cinco colectivos que podrían actuar como canales para la infiltración de ideología occidental en el país y tratar de impulsar un proceso de cambio de gobierno en el futuro. A saber: abogados de derechos humanos, grupos religiosos clandestinos, disidentes, "héroes de Internet" y grupos sociales desfavorecidos.
Aunque en su momento no gozó de gran predicamento, lo cierto es que, visto con perspectiva, este documento parece haber sido la hoja de ruta seguida durante los últimos cinco años por las autoridades comunistas y su presidente, un todopoderoso Xi Jinping que ha firmado un primer mandato marcado por el ataque a los derechos humanos y una represión de la sociedad civil sin precedentes en la era moderna del gigante asiático.
"Han endurecido su control de los medios tradicionales y las redes sociales a través de la censura; han aprobado regulaciones restrictivas sobre la conducta religiosa que cae fuera del control gubernamental; han asfixiado a la sociedad civil independiente; y han reprimido a minorías como las de Tíbet o Xinjiang", enumeró William Nee, investigador para China de Amnistía Internacional, a EL MUNDO. "Sin duda, estamos ante el peor momento para los derechos humanos en el país desde la represión de Tiananmen (en 1989)".
Xi Jinping, será recibido con todos los honores en España,
¿a nadie le dará vergüenza?
EL PRESIDENTE DE LA DICTADURA MÁS
GRANDE DEL MUNDO, VISITA ESPAÑA
Los abogados de Derechos Humanos,
en la diana de Xi Jinping
Si hay un colectivo que ha sufrido la represión durante los últimos años es el de los abogados de derechos humanos. Desde que en junio de 2015 se lanzara una campaña a nivel nacional contra ellos, más de 300 personas han sido detenidas, muchas de las cuales han permanecido incomunicados durante meses.
Los casos de estos letrados también han puesto en evidencia otras de las lacras que arrastra el sistema policial y judicial chino: las torturas y las confesiones públicas. Según informes emitidos por organizaciones como Human Rights Watch o la Red de los Defensores de los Derechos Humanos en China, en los centros de detención se sigue recurriendo a las palizas, la privación de agua, comida o sueño o las posturas de estrés para lograr la confesión de los reos, clave para el futuro proceso judicial y su condena.
El mandato de Xi también ha estado caracterizado por el regreso de las "confesiones" televisadas, una práctica común durante las purgas maoistas que ha vuelto con fuerza al prime time de los canales chinos colocando frente a las cámaras a detenidos de la campaña anticorrupción, disidentes políticos, abogados y hasta al trabajador sueco de una ONG, Peter Dahlin, quien tuvo que pedir perdón públicamente por "causar daño al Gobierno y dañar los sentimientos de la sociedad china".
Además de dirigir con mano de hierro provincias como la de Xinjiang o Tíbet y de reprimir a grupos feministas, académicos o de defensores de los trabajadores, el poder económico, político y militar acumulado por Pekín durante los últimos tiempos le ha empujado a extender sus tentáculos más allá de sus fronteras.
"China ha extendido su represión por todo el mundo, y a menudo lo intenta a través de canales oficiales como la ONU o la Interpol" asegura Michael Caster, cofundador del Grupo de Trabajo de Acción Urgente Chino. Por su parte, Angela Gui, hija de uno de los libreros hongkoneses detenidos (Gui Minhai), apuntó a EL MUNDO que "China exige lealtad a la nación a todas las personas étnicamente chinas independientemente de su ciudadanía, por lo que su idea de crear un país fuerte trasciende fronteras y les lleva a actuar en el exterior".
Pese a la gravedad de estos hechos, Gui asegura que la mayoría de gobiernos extranjeros no están dispuestos a intervenir y se limitan a emitir una serie de tibias protestas rápidamente replicadas desde Pekín, que considera estos casos "asuntos internos". Esta situación quedó bien a las claras en julio de este año con la muerte bajo custodia del premio Nobel de la Paz y disidente político, Liu Xiaobo, cuya situación no osó mencionar ni uno solo de los líderes mundiales reunidos durante la cumbre del G20 celebrada en Hamburgo los días previos a su defunción.
Xi Jinping, será recibido con todos los honores en España, ¿a nadie le dará vergüenza?