martes, 31 de enero de 2017

REFLEXIONES en torno a la NOVIOLENCIA - 3 -



REFLEXIONES en torno a la NOVIOLENCIA.
APOYÁNDONOS EN  JEAN-MARIE MULLER

- 3 -

Nuestro acercamiento a la Noviolencia nos obliga a atravesar en toda su profundidad la violencia. (1)

1. La violencia es siempre de naturaleza criminal. El fin último de la violencia es la eliminación del adversario, aunque en un primer momento no sea ese nuestro deseo, lo cierto es que cualquier acción violenta, que recibe una respuesta violenta, genera a su vez otra acción violenta de mayor envergadura, y por consiguiente una mayor respuesta, entrando en la espiral de la violencia, de la cual es muy difícil salir, si no es con la eliminación de una de las partes en conflicto (por ejemplo: ver y analizar el proceso de la guerra en Siria, o la situación del pueblo Palestino).  En el momento que tomemos conciencia de la violencia como un proceso de muerte que pervierte radicalmente mi relación con el otro, estoy obligado a rechazar cualquier tipo de justificación de la violencia. Toda lucha contra la violencia empezará con la toma de conciencia de la violencia como obstáculo para la reconciliación del hombre consigo mismo y con los demás. Cuando nos encontramos con la violencia es cuando nos damos cuenta de que “la verdadera vida está ausente”; y cuando rechazamos cualquier tipo de acomodación a ella es cuando podemos esperar “cambiar la vida” (Un buen ejemplo para luchar contra esta acomodación a la violencia, lo tenemos en estos días cuando: "El Ayuntamiento de Madrid se desmarca de la feria de armamento HOMSEC-2017, http://www.utopiacontagiosa.org/2017/01/27/el-ayuntamiento-de-madrid-se-desmarca-de-la-feria-de-armas-homsec-2017/)  .
      La violencia introduce un sinsentido en la existencia del hombre, y cuanto más se transige con ella más prisionero de un destino absurdo se hace uno mismo. Solo la NV nos permite situarnos en un dinamismo de esperanza que nos libera de la fatalidad de la violencia. El fracaso de las ideologías dominantes está precisamente en haber justificado la violencia, haberla legitimado, haberla conciliado con los ideales de justicia y libertad. 

2. Lo que el hombre busca a través de la violencia (V) puede ser digno. Para Helder Cámara la madre de todas las violencias, es la violencia de las situaciones de injusticia, es la violencia económica que mantiene a millones de hombres en condiciones de subdesarrollo y de malnutrición, es la violencia ideológica y política que, por medio de sistemas totalitarios apoyados y protegidos por sistemas llamados “democráticos”, que mantienen a millones de personas en situaciones de opresión, privándoles de sus libertades fundamentales y negando sus derechos esenciales.  Estas situaciones de violencia alienan a las personas, los mutilan, los hacen vivir sin esperanza y los dejan morir. Esta es la violencia que hay que denunciar y combatir en primer lugar. La segunda violencia es la que nace de la rebelión de los oprimidos cuando intentan liberarse del yugo de la opresión que pesa sobre ellos. Cuando los oprimidos, casi siempre a la desesperada, recurren a la violencia, no podemos darle la espalda en nombre de un ideal abstracto de noviolencia. La solidaridad política fundamental debe mantenernos junto a los oprimidos. Ciertamente podemos tener nuestras opciones personales sobre los mejores medios de acción que pueden ser utilizados en cada situación; pero, en última instancia, no nos toca a nosotros decidir por los que sufren cada día la opresión. Y, sobre todo, no tenemos lecciones de moral que darles cuando nosotros continuamos beneficiándonos de nuestra situación de privilegiados. En un conflicto que se ha hecho violento, los verdaderos protagonistas de la violencia son los responsables del desorden establecido. Pero no por ello debemos de animar a los oprimidos a utilizar la violencia. Lo peor es ser noviolento únicamente desde la mesa del despacho, sin asumir nunca uno mismo los riesgos de la violencia. La noviolencia, viene a condenar y combatir la violencia de los opresores, pero también a cuestionar la violencia de los oprimidos. Liberar a los oprimidos de las injusticias que sufren por causa de la violencia de los opresores, es también liberarles de su propia violencia. 


3. La tradición que consagra a la V. no deja de condenar a la propia V. Curiosamente quienes condenan eufóricamente la violencia, no dejan de utilizar la violencia, dotándose de instrumentos y cuerpos que no dudan en aplicar la violencia incluso contra aquellos que no la ejercen, simplemente con el argumento de mantener un supuesto “orden” o más bien “desorden establecido”. Se dotan de leyes y de tribunales que ejercen la violencia de forma desproporcionada. Se dotan de ejércitos, armamentos y de todo tipo de instrumentos de muerte y destrucción cuyo único fin es el crimen, el asesinato. Por tanto la violencia que debe de retener nuestra memoria, debe ser siempre la violencia llamada legítima, desembocando en lo mal llamado legítima defensa, que no es más la pretensión de legitimar la violencia. Velar por la seguridad y la integridad del territorio y por la vida de la población, es el objtivo que dan los defensores de la violencia, a la legítima defensa. Sin embargo, si volvemos la vista atrás, o miramos en nuestro presente, el ejercicio de la violencia, nunca ha cumplido con este objetivo; y entendemos que mucho menos lo cumplirá en el futuro. La sofisticación del armamento actual, el que se diseña para el futuro y la realidad de los actuales conflictos violentos (Irak, Siria, Afganistán, etc.,) así nos lo predicen.

Para que la NV., pueda llegar a ser entendida incluso por aquellos que legitiman la violencia, esta necesita de dotarse de una cierta lógica.

1. La gran debilidad de la NV:, la encontramos hoy en que se ha basado sobretodo, en intuiciones y algunos hechos, sin haber sabido expresarse con un cuerpo programático, esto nos ha llevado a la confusión de que NV., y pacifismo, es lo mismo. Tal como indica Jean-Marie Muller, “el lastre del pacifismo pesa mucho en la desacreditación y confusión existente sobre la noviolencia, La simple condena de la guerra, el discurso sobre la supresión de los ejércitos y el armamento y el desarme unilateral, como si fueran inmediatamente posibles como fundamento de la paz.” Para Muller, “instalarse en la evidencia y complacerse en ella, es lo que ha llevado al fracaso del pacifismo. La verdad del pacifismo es proclamar la inhumanidad de la violencia, pero su error es no haber sabido discernir por qué la violencia es tan inhumana”

2. La noviolencia, no debe de huir de la sistematización. Para que la NV sea entendible, es necesario dotar el discurso de la NV de un orden en los pensamientos: conceptos, lógica, esquemas de unificación, que además de ayudar para fijar y comunicar pensamientos, nos servirán para escudriñar esas intuiciones en sus profundidades. Son instrumentos de investigación y al mismo tiempo de exposición. La exposición de hechos concretos ocurridos en otros lugares, pueden sernos de utilidad, si sabemos extraer de ellos enseñanzas gracias a las cuales en el porvenir, podríamos evitar cometer los errores que nos han precedido y así poder beneficiarnos de sus experiencias. 

3. La teoría y el programa deben ser cuestionados por la experiencia.  La teoría no debe ser un dogma el cual se establece de una vez para todas. La teoría debe dejarse cuestionar por la experiencia y debe sin cesar reajustarse de acuerdo a los hechos. Para Gandhi, la noviolencia es algo inacabado que debe de estar en continua reinvención. Por ello, según Muller, “la teoría de la NV, en el momento en que no encuadre con la experiencia, debe someterse a su revisión y en ese caso habrá que buscar una nueva formulación capaz de englobar la verdad precedente en esa nueva verdad”.

(1) Estrategia de la Acción No-violenta. Jean-Marie Muller. 1980

jueves, 26 de enero de 2017

REFLEXIONES en torno a la NOVIOLENCIA - 2 -



REFLEXIONES en torno a la NOVIOLENCIA.
APOYÁNDONOS EN  JEAN-MARIE MULLER

- 2 -

Profundidad de la violencia. (1)

    Para que la NV. encuentre ese espacio de aceptación que necesita, para que sea vista como una alternativa posible y deseable, primero será necesario atravesar y presentar en sus múltiples aspectos, con toda profundidad, conocer las múltiples caras con las que se presenta la VIOLENCIA, esa violencia con mayúscula que atraviesa nuestra vida en conjunto. Presentar los múltiples mecanismos, las múltiples vías, las múltiples caras, con las que la VIOLENCIA se introduce en nuestra vida cotidiana, en nuestras relaciones sociales, en nuestros comportamientos. Primero será necesario descubrir cómo acabamos aceptando que nuestras relaciones sociales, se asiente en estructuras y comportamientos violentos. Hay quienes nos transmiten la convicción de que la violencia está inscrita en el corazón humano, que somos seres violentos por naturaleza y que por tanto es inevitable nuestra respuesta violenta.  Sin embargo los psicólogos nos dicen lo siguiente:

LA VIOLENCIA (2)

· La violencia estalla en todo hombre como la chispa misma del genio de nuestra especie.
· El hombre es un ente de violencia en el sentido de que ésta pueda darse en el ser humano sólo a condición de que pueda también no darse. Y es que el hombre no es violento en y por razón de su animalidad, su condición salvaje, su ferocidad, en fuerza de las cuales se vería encadenado a sus instintos violentos.
· La violencia del hombre no debe considerarse como regresión a una animalidad enteramente a merced de los movimientos con los que se defiende la vida.
· La violencia no se da en el ser humano sino a condición de que pueda también no darse.
· La violencia del hombre no radica en su naturaleza, … Son espirales enrolladas en el interior de sí mismo las que actúan de resortes de la violencia del hombre.
· Captamos así el doble sentido que realmente tiene en el corazón del hombre, como si fuese la pulsación de su existencia: el de violencia centrífuga dirigida hacia los demás (a favor o en contra), y el de violencia centrípeta orientada (a favor o en contra) de sí mismo.
· La violencia es siempre objeto de una elección, mediante la cual consigue precisamente su forma auténticamente moral o inmoral, la de elegir ponerse violentamente en contra o a favor de los demás, o de uno mismo, y prolongando aún más la autodeterminación de su voluntad, ordenar a la violencia sumida para que sea la de un bien conforme a la Ley o la de un mal que la traspase.
· Todos los libres movimientos de la violencia que conocemos como violencia de nuestras pasiones, como violencia perversa de nuestros vicios y violencia heroica   de nuestras virtudes; violencia fanática de nuestra rebelión, de nuestro amor y de nuestro odio, violencia de nuestra ambición, violencia de nuestro desafío, de nuestro ideal, de nuestro sacrificio; la furia violenta de nuestra indignación, de nuestra sed de justicia y la de un deseo desenfrenado de gozar –todas estas violencias, todos esos estados, todas esas formas de violencia, ya se vayan desencadenando en una curva constante de  violencia sistemáticas o estallen en escenas tragicómicas, emocionales, teatrales, patéticas o burlescas– todas ellas irradian de un mismo núcleo, el ser, no ya como acciones paroxísticas o conductas insólitas, automáticas, cuya fulguración se mostrase tan sólo en el horizonte o periferia de la existencia, sino como decisión preconcebida como de un plan, como su propio centro.
· Justamente en este sentido, la violencia es inmensamente multiforme para seguir precisamente las modulaciones de la libertad humana. Lo que acabamos de decir de la violencia en el plano de la libertad individual es válido igualmente en el plano de la libertad colectiva.

EL PROBLEMA DE LAS VIOLENCIAS NOCIVAS
DE LA HUMANIDAD SOLO PUEDE RESOLVERSE 
A NIVEL DE LA CONCIENCIA Y DE LA ETICA.

     Por tanto, entendemos que nuestra respuesta violenta sí es controlable, pues si fuéramos seres violentos por naturaleza, la sociedad ya se habría destruido, nuestras respuestas, por naturaleza, no suelen ser generalmente violentas sino que ante agresiones violentas normalmente nuestra respuesta no es la violencia, sino que solemos esconder la “cabeza bajo el ala”, en contadas ocasiones respondemos con violencia y en otro número importante de reacciones nuestra respuesta es NV. Si somos capaces en determinados momentos y sin planteárnoslo fehacientemente, contener y transformar los impulsos y nuestras reacciones de violencia,  cuanto más, no vamos a ser capaces si nos lo planteamos directamente y elaboramos estrategias para que la NV sea posible. De aquí la necesidad de hablar de violencia sólo cuando nos estemos refiriendo a la violencia destructiva, más bien, cuando nos refiramos a esa chispa que estalla en toda persona, como la chispa misma del genio de nuestra especie, la denominaremos agresividad, pues entendemos que sería absurdo hablar de noviolencia si consideráramos que la violencia está tan presente en el corazón de la historia de la humanidad, que tendríamos que pensar que está inscrita en el mismo corazón del hombre y por lo que hablar de noviolencia sería ir contra la ley misma de la naturaleza. Por tanto, no es la violencia lo que está inscrito en la naturaleza humana sino la agresividad y que esta agresividad no tiene forzosa y fatalmente que manifestarse por violencia. La agresividad es una potencia de lucha, de afirmación de uno mismo, que forma parte de la propia personalidad. Sin agresividad yo sería incapaz de asumir el conflicto que me opone al otro. Sin agresividad yo estaría permanentemente huyendo de las amenazas del otro, estaría aprisionado por el miedo, que me impediría combatir a mi enemigo. Este miedo está en cada uno de nosotros. Espontáneamente tenemos miedo del otro; pero no se trata, de ninguna manera de reprimir este miedo, sino más bien, al contrario, de tomar conciencia de él e intentar asumirlo. El miedo es un mal consejero, porque nos aconseja o bien la huida o bien la violencia. Al controlar el propio miedo controlamos al mismo tiempo la propia agresividad, de modo que ésta pueda manifestarse por otros medios que no sean los de la violencia destructiva. Desde ese momento mi agresividad se convierte en un elemento fundamental de mi relación con el otro, que puede ser entonces  una relación de justicia y de respeto y no ya de dominio y de alienación. “La noviolencia no se fundamenta en la esperanza de vivir un día en un paraíso inanimado en el que unas viejas señoritas saquen de pasear a leones herbívoros.” En un primer momento la acción noviolenta tiene precisamente como objetivo crear el conflicto y despertar la agresividad de quienes sufren la injusticia. Abusamos de las palabras relacionadas con rebelión, revolución y violencia. De hecho, si nos fijamos bien en la historia de la humanidad –tanto en la vida cotidiana de los individuos como en la historia de los pueblos– nos damos cuenta de que, muy a menudo, frente a la injusticia su capacidad de resignación es mucho mayor que su capacidad de rebeldía. Cuando el esclavo está sometido a su amo no hay conflicto; al contrario, cuando se opone al orden establecido, y se hace consciente de sus derechos y se levanta para reivindicarlos es cuando aparece el conflicto.

LA VIOLENCIA (2)

· La violencia aparece en un conflicto en el momento que éste engendra un proceso que conduce a la destrucción y a la muerte de uno de los adversarios que se enfrentan.
· El objetivo de la violencia, el fin que persigue directa o indirectamente, es la muerte del otro; o algo peor.
· En el momento que tomo conciencia de la violencia como instrumento de muerte y que pervierte mi relación con el otro, es cuando estamos en condiciones de rechazar cualquier justificación de la violencia.
· El obstáculo para la reconciliación del hombre consigo mismo y con el otro, se encuentra precisamente en la violencia.
· Cuando nos encontramos con la violencia, es cuando nos damos cuenta de que la verdadera vida está ausente.
· Cuando rechazamos cualquier acomodación a la violencia es cuando podemos esperar que la vida cambie.
· La violencia introduce un sinsentido a la existencia del hombre, y cuanto más se transige con ella más prisionero de un  destino absurdo se hace uno mismo.
· El fracaso de las ideologías dominantes está precisamente en haber justificado la violencia, haberla legitimado, haberla conciliado con los ideales de justicia y libertad.
· Mientras la ideología legitime la violencia, el hombre puede instalarse en la práctica de la violencia sin sentir que es una contradicción fundamental en relación con las aspiraciones profundas de la humanidad.
· Es esencial, sea cual sea la referencia cultural ante la que nos situemos, tomar conciencia del sinsentido inherente a cualquier tipo de violencia.
·  No podemos conformarnos con hablar de la violencia en singular. En realidad, no nos encontramos con “la violencia”, sino con “las violencias”. Sería demasiado simple condenar de la misma manera todas las violencias, sean las que sean y vengan de donde vengan, metiéndolas a todas en el mismo saco. Por tanto conviene hacer como mínimo tres distinciones fundamentales:  (3)

1.– La violencia de las situaciones de injusticia
2.– La violencia de las acciones de liberación
3.– La violencia de las acciones de represión.

1.– La violencia de las situaciones de injusticia

La primera violencia, la madre de todas las violencias, es la violencia de las situaciones de injusticia, es la violencia económica que mantiene a millones de personas en condiciones de subdesarrollo y de malnutrición, es la violencia ideológica y política que, por medio de sistemas totalitarios, mantiene a millones de personas en situaciones de opresión, privándoles de sus libertades fundamentales y negando sus derechos esenciales. Estas situaciones de violencia alienan a las personas, los mutilan  y los hacen morir. Esta es la violencia que hay que denunciar y combatir en primer lugar.

2.– La violencia de las acciones de liberación

La segunda violencia es la que nace de la rebelión de los oprimidos cuando intentan liberarse del yugo de la opresión que pesa sobre ellos.

3.– La violencia de las acciones de represión.

Las acciones de represión están ligadas intrínsecamente a la de las situaciones de opresión con la que, quienes mantienen el poder establecido, intentan ahogar a los movimientos de liberación.

Violencias de opresión, violencias de liberación y violencias de represión se entremezclan en una espiral de violencia que corre el peligro de no tener fin. Para acabar con ella hay que salir de la lógica de la violencia e inventar una nueva lógica.

(1) (Estrategia de la acción no-violenta. Jean-Marie Muller. Nova Terra. 1980
(2) (La Violencia, Doctor Enrique Ey. Psicoanálisis de la Violencia. DDB Nuestro tiempo, 1969).
(3) (Espiral de la violencia. Helder Cámara. Ediciones Sígueme.1970)

lunes, 23 de enero de 2017

REFLEXIONES en torno a la NOVIOLENCIA - 1 -



 REFLEXIONES en torno a la NOVIOLENCIA.

APOYÁNDONOS EN  JEAN-MARIE MULLER (1)
- 1 -
La NOVIOLENCIA (NV),
no tiene referente en nuestra historia.




     El principal inconveniente o hándicap que nos encontramos a la hora de difundir la NV es que no tiene referentes históricos a los que recurrir. Hay determinadas experiencias de lucha con prácticas NV, pero no se encuentra en la historia referentes a los que podamos recurrir, para el estudio y la demostración de que una sociedad basada en las prácticas y principios de la NV es posible. No hay más que ver los libros de historia para darnos cuenta de que la historia que conocemos es la historia de la violencia. Tomamos como referencia los índices de algunos libros de historia o de Sociales, de Secundaria y Bachiller. Casi ninguna referencia al hecho noviolento. Mientras, como podemos ver, la historia se explica y se organiza para su enseñanza a través del desarrollo de las guerras, conquistas y robo de los recursos de unas sociedades sobre otras, aunque este último aspecto queda oculto tras los relatos de las conquistas. Si los jóvenes y las futuras sociedades, no tienen y no conocen otros hechos históricos de relevancia, que han intentado poner un granito de arena para una sociedad más justa y equitativa, difícil será salir de la cultura de la violencia, y no estaremos abriendo la puerta, para que las futuras generaciones tengan y sepan encontrar la vía que favorezca una cultura de paz, ya que a través de la historia no le hemos proporcionado referencias de las que poder alimentarse, aunque no es imposible, de aquí nuestra esperanza en un futuro sin violencias. 

      "Al responder a una pregunta que le hizo un periodista, dijo Gandhi en cierta ocasión que la noviolencia es una parte integral del proceso histórico, pero que la historia no la registra en sus crónicas. Si dos hermanos se apalean mutuamente, el hecho queda ampliamente registado en las crónicas de la historia. Si recurren a la policía o acuden a los tribunales, quizá también su acción quedará recogida en la historia. Pero si deciden olvidar sus disensiones nadie lo tendrá en cuenta ni se molestará en dejar en la historia constancia del hecho. Muy adecuadamente ha dicho Gandhi que lo que la historia consigna son simplemente las interrupciones de los procesos históricos normales" (2)


     Nos hemos fijado en hechos históricos que han favorecido cambios y mejoras sociales sin utilizar el recurso de la violencia, también nos hemos fijado en personas que han aportado para el progreso y desarrollo de una determinada sociedad, pensamientos distintos, a los predominantes basados en relaciones de violencia. Hemos buscado en los libros de texto, y apenas hemos encontrado  referencias que no estén relacionadas con la acción violenta, y no es porque no existan, pues como dice: (Muñoz y López Martínez 2000) (3) “Podríamos referirnos a que la noviolencia, al menos en un sentido genérico, es decir, consciente o parcialmente consciente y, por tanto, no necesariamente motivada desde un punto de vista ideológico, filosófico o ético-político, ha sido un comportamiento muy presente en toda la historia de la humanidad”
(4) En este sentido, un recorrido somero por esa historia nos permite encontrar muchos ejemplos de actuaciones, formas de pensamiento y de interpretación del mundo que, hoy día, podríamos calificarlos de noviolentos o que tienen patrones similares a lo que hoy se denomina noviolencia. En muchos de estos ejemplos podemos ver cómo ha habido un proceso de deslegitimación de la violencia y de necesidad de encontrar alternativas concretas a ella, o de mejora de lo que definimos como humano, un proceso largo y costoso.
Así, indagar sobre la noviolencia en la historia, y no necesariamente al revés, nos permite no sólo interpretar la historia de la humanidad de otra manera, sino observar muchos hechos anteriormente imperceptibles, máxime si interpretamos tales acontecimientos y procesos históricos a la luz de esa regla de actuar bajando, al máximo, los niveles de sufrimiento y de daño.
Desde la antigüedad clásica y los ejemplos expuestos por Aristófanes en Lisistrata y en Antígona de Sófocles, el comportamiento de Sócrates, Epicuro y su Carta de la felicidad , el estoicismo greco-romano, el senequismo, los Pensamientos de Marco Aurelio. El comportamiento de los primeros cristianos y sus formas de resistencia y de interpretación del poder temporal. Pasando por el mundo medieval cristiano y un personaje como Francisco de Asís. El mundo moderno, tanto parte del pensamiento utópico, como los esfuerzos por denunciar la guerra o limitar su abyección. Algunas formas de protestantismo de las iglesias minoritarias (cuáqueros, amish, mennonitas, etc.) y sus formas comunitarias. Las lecciones de Etienne De la Boétie sobre la servidumbre voluntaria, la defensa de los indios de Bartolomé de Las Casas, buena parte del pensamiento de Spinoza, las críticas de Jonathan Swift en Los viajes de Gulliver , y así un largo etcétera.
Asimismo, el mundo oriental ha legado un patrimonio vastísimo de interpretación del mundo que alimenta la concepción de la noviolencia, este es el caso del precepto ético de ahimsa o, incluso, el de wu-wei. Por otra parte, la moderna concepción de la noviolencia no sólo se ha alimentado de estas fuentes doctrinales, filosóficas y religiosas, sino que también ha bebido, en la época contemporánea, de muchas aportaciones del socialismo utópico y científico, del anarquismo, del feminismo, del liberalismo y el democratismo, entre otros.
Personajes como Henry David Thoreau, John Ruskin, León Tolstoi o Gandhi han sido maestros de la noviolencia específica, esto es, consciente, intencionada, ideológica y doctrinal. Y, junto a ellos, otros muchos como: Jane Addams, A.J. Muste, Martin Luther King, César Chávez, Petra Kelly, Aldolfo Pérez Esquivel, Dom Hélder Câmara, Chico Mendes, Óscar Romero, Dorothy Day, Romain Rolland, Lanza del Vasto, Vinoba Bhaave, Narayan Desai, Danilo Dolci, Lorenzo Milani, Aldo Capitini, Toyohito Kagawa, Albert Luthuli, Nelson Mandela, Demond Tutu y un largo etcétera. Todos ellos han sido, de alguna manera, fuentes de inspiración para un desarrollo ulterior de experiencias históricas de muy diverso tipo, tales como:
a) La lucha contra la dominación colonial, imperialista o similar: independencia de las Trece colonias (1776), resistencia a la dominación rusa en Finlandia (1899-1904), luchas satyagrahas en Sudáfrica y la India (1905-47), protestas populares contra la dominación japonesa en Corea (1919-22), resistencia germana a la ocupación militar del Ruhr (1923), huelga general en Argelia (1961), campañas de protesta de monjes vietnamitas contra el régimen de Saigón (1963-66), lucha tibetana contra China (años 70 a 90), larga resistencia timorese a Indonesia (1975-99), Letonia (1986-91) y Lituania (1988-90), Intifada palestina (1987), lucha por la independencia de Timor Este (2000), etc.
b) La lucha contra los regímenes dictatoriales y totalitarios: revueltas sociales en Rusia (1905 y 1917), colapso del golpe de Kapp (1920), resistencia en varios países europeos (Holanda, Dinamarca, Suecia, etc.) la ocupación nazi en los años 1940-45, resistencia latinoamericana a las diversas dictaduras de los años 30 a 50 (Guatemala y El Salvador en 1944), revueltas populares contra la dominación soviética en Hungría (1956-57) y en Checoslovaquia (1968), revolución iraní (1978-79), protestas Madres Plaza de Mayo en Argentina (1977-81), Solidaridad contra la dictadura de Jaruselsky en Polonia (1980-1989), movilizaciones contra la dictadura en Uruguay (1981-85), la lucha del “poder del  pueblo” en Filipinas (1984-66), en Birmania (1988), el contra golpe en Rusia (1991), oposición popular a la dictadura de Ratsiraka en Madagascar (1991-93), caída del presidente Suharto en Indonesia (1998).
c) La reivindicación de derechos y libertades: movimiento sufragista por el voto femenino en Inglaterra (1906-17), movimiento por los derechos civiles y políticos en los Estados Unidos en los años 50 y 60, campaña sarvodaya en India y Sri Lanka en los años 50, movimiento por la democracia en China (1989), colapso de los regímenes comunistas (1989), lucha contra la eliminación del Apartheid (años 60 a 90), resistencia civil albanesa en Kosovo (1990-99), revolución blanda en Serbia contra el régimen de Milosevich (2000), rebelión popular contra el presidente Chevarnadze en Georgia (2003).
A pesar de que es una teoría política joven, todos estos ejemplos son bien significativos de una manera de reducir los costos humanos en el curso de una lucha. No en todos ellos se da la noviolencia específica, aquella que busca un programa creativo y constructivo con el adversario pero, al menos, son formas de acción política que han venido generando una sinergia de masas, una acción consciente de construcción de poder social, en términos de cambio de mentalidad, en la manera de gestionar los conflictos y de abordar otras formas de reivindicación no sólo frente a la violencia directa sino, también, estructural.
Estos argumentos históricos -a la luz de ejemplos-, nos hacen remover algunas concepciones sobre qué es revolucionario y lo asociado que ello está al uso de la violencia. Aquí nos interesan más como cambios de mentalidad, cultura y transformaciones de vasto alcance. Sin duda que muchas de ellas no lo son, porque no lo pueden ser simples huelgas o enfrentamientos contra dictaduras, pero sí lo son aquellos otros donde se puede crear o experimentar, y a veces desarrollar durante un tiempo, un auténtico poder social que transforma mentalidad e imaginarios. Evidentemente dejo sólo en suspenso en qué consistiría una revolución noviolenta, como transformación social profunda: el satyagraha gandhiano lo fue, era en tal sentido una forma muy genuina de noviolencia específica que iba más allá de meros procedimientos sin armas, en esta cuestión debe profundizarse para comprender el valor de la desobediencia social y civil de Gandhi y algunos de sus seguidores posteriores en varios continentes. Pero dejaremos para otro momento tales reflexiones.
En nuestro análisis hemos observado que se identifican, en los libros de texto, como periodos de paz aquellos periodos en los que sólo hay ausencia de guerra o de violencia directa.
No encontramos referencia directa a la violencia estructural que queda oculta, como decíamos al principio, en los relatos de las conquistas o dentro de los relatos de los periodos de industrialización, progreso y desarrollo económico.  


(1) Estrategia de la acción noviolenta. Nova Terra. 1980 y Significado de la noviolencia. CAN. 1983

(2) Gandhi: verdad y no-violencia. T. K. Mahadevan, Edicioens Sígueme, 1975. 
(3) Historia de la paz. Tiempos, espacios y actores,  Muñoz, Francisco A. y López Martínez, Mario (eds.) (2000), Ed. Universidad de Granada, Granada.
(4) Noviolencia para generar cambios sociales. Mario López Martínez. Doctor en Historia. Profesor de Historia Contemporánea en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. Director del Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada, España. Experiencias históricas de la noviolencia


viernes, 20 de enero de 2017

EL MUNDO DEL REVÉS

Dicen que vivimos en un sistema capitalista de mercado, donde a grandes rasgos, es un sistema económico y social basado en la obtención del máximo beneficio económico posible, fomentándose así la rivalidad entre productores, tratándose de conseguir el máximo rendimiento con el mínimo coste. El sistema capitalista se basa principalmente en que: 

  • Los medios de producción están en manos del capital privado. 
  • Se prima el capital a la mano de obra. 
  • No existe el control estatal y hay una libre iniciativa para emprender actividades económicas. 
  • El empresario es el gestor de los recursos y por tanto, tiene el papel central. 
  • La mano de obra está al servicio de la producción. 

Casi todos los políticos nos dicen que este sistema capitalista liberal es el mejor. Sin embargo, este modelo que nos dicen que es el mejor modelo conocido, es precisamente el modelo que sus acérrimos defensores no cumplen, ni por supuesto, los propios Gobiernos de los países en los que se inventó. Este modelo económico es tan inestable que los mismos que lo inventaron se ven en la necesidad de insertar mecanismo del sistema comunista, como el intervencionismo estatal, la nacionalización de las empresas y las ayudas a la producción. Es triste pero en el actual sistema híbrido que rige en Europa y EEUU, se privatizan las empresas con beneficios y el estado salva de la quiebra a empresas con capital privado, hablando en plata, lo que funciona, lo venden (como no, a sus amigos) y lo que no funciona, ya se encargará de comprarlo el estado...

Si observamos un poco vemos que todo está del revés. Los defensores del sistema capitalista dicen que no debe haber intervención del Estado, que eso es cosa del comunismo o del socialismo, por lo que cuando una familia no puede pagar su vivienda, el sistema se la quita, y se la entrega al banco que le dio el dinero para su compra, y el Estado se lava las manos porque dice que no puede intervenir en la actividad privada. Si embargo, cuando esa entidad privada, o sea el banco, quiebra, es el Estado quien acude a su rescate. Antes el Estado abandonó al más débil, o sea a la familia, y ahora acude a socorrer al más fuerte, o sea al banco. Pero aquí no acaban las incongruencias. Mientras que el banco ha contado con beneficios, estos se han distribuido entre sus accionistas, que por lo general suelen ser los más ricos, pero cuando el Estado acude al rescate del banco, lo hace con los impuestos de los más pobres, o sea, los pobres acuden en ayuda de los más ricos, pues estos necesitan seguir ganando mucho dinero. Pero la "bola" no termina aquí. Resulta que el Estado, la acción de rescate a los más ricos la desarrolla con los fondos que necesitan los más pobres, deteriorando la sanidad, la educación, las infraestructuras, los servicios sociales, etc., y de aquí vienen los famosos "recortes", por lo que los pobres, se van haciendo más pobres y las clases medias, se van empobreciendo cada día más. 

Como resulta de este mundo del revés, dentro de las clases medias surgen los "corazones caritativos", que en lugar de exigir al Estado que cumpla con su obligación socorriendo a los más débiles, lo eximen de su obligación asumiendo ellos/as la obligación del Estado y montando cada cual su propio "chiringuito", o sea su ONG, o FUNDACIÓN, con el fin de socorrer a aquellos que el Estado ha abandonado, y de esta manera se privatiza algo que debe ser público y obligatorio para el Estado, así nacen infinidad de: "comedores sociales", "Asociaciones para financiar investigaciones sobre enfermedades de todo tipo", "Asociaciones para atender enfermedades de las que el Estado no quiere hacerse cargo", "Asociaciones para cubrir servicios sociales de toda índole", "Asociaciones para la atención de refugiados, inmigrantes", "de ancianos", "de niños/as", etc., etc. Pero el mundo del revés no termina aquí. Resulta que como el Estado ha hecho dejación de sus funciones para con los más débiles, en su apuesta por socorrer a los más ricos, los "corazones caritativos", para el desarrollo de sus objetivos necesitan fondos, que por supuesto no vendrán del Estado, por lo que estas ONG y FUNDACIONES, desarrollan campañas culpabilizando y creando malas conciencias a quienes han sido abandonados por el Estado. 

  • En el mundo del revés, el capitalismo es socorrido por el socialismo y el comunismo para seguir siendo capitalismo.
  • En el mundo del revés, los pobres, eximen al Estado en su obligación con los pobres. 
  • En el mundo del revés, el Estado socorre a los ricos para que sigan siendo ricos, con los fondos de los pobres, que cada día serán más pobres.
  • En el mundo del revés, los pobres culpan a los pobres, que no asumen las obligaciones del Estado, para con los pobres.

"A diferencia de la solidaridad, que es horizontal y se ejerce de igual a igual, la caridad se practica de arriba-abajo, humilla a quien la recibe y jamás altera ni un poquito las relaciones de poder". Eduardo Galenao.


¡¡¡ LO MALO ES EL SISTEMA !!!