lunes, 23 de enero de 2017

REFLEXIONES en torno a la NOVIOLENCIA - 1 -



 REFLEXIONES en torno a la NOVIOLENCIA.

APOYÁNDONOS EN  JEAN-MARIE MULLER (1)
- 1 -
La NOVIOLENCIA (NV),
no tiene referente en nuestra historia.




     El principal inconveniente o hándicap que nos encontramos a la hora de difundir la NV es que no tiene referentes históricos a los que recurrir. Hay determinadas experiencias de lucha con prácticas NV, pero no se encuentra en la historia referentes a los que podamos recurrir, para el estudio y la demostración de que una sociedad basada en las prácticas y principios de la NV es posible. No hay más que ver los libros de historia para darnos cuenta de que la historia que conocemos es la historia de la violencia. Tomamos como referencia los índices de algunos libros de historia o de Sociales, de Secundaria y Bachiller. Casi ninguna referencia al hecho noviolento. Mientras, como podemos ver, la historia se explica y se organiza para su enseñanza a través del desarrollo de las guerras, conquistas y robo de los recursos de unas sociedades sobre otras, aunque este último aspecto queda oculto tras los relatos de las conquistas. Si los jóvenes y las futuras sociedades, no tienen y no conocen otros hechos históricos de relevancia, que han intentado poner un granito de arena para una sociedad más justa y equitativa, difícil será salir de la cultura de la violencia, y no estaremos abriendo la puerta, para que las futuras generaciones tengan y sepan encontrar la vía que favorezca una cultura de paz, ya que a través de la historia no le hemos proporcionado referencias de las que poder alimentarse, aunque no es imposible, de aquí nuestra esperanza en un futuro sin violencias. 

      "Al responder a una pregunta que le hizo un periodista, dijo Gandhi en cierta ocasión que la noviolencia es una parte integral del proceso histórico, pero que la historia no la registra en sus crónicas. Si dos hermanos se apalean mutuamente, el hecho queda ampliamente registado en las crónicas de la historia. Si recurren a la policía o acuden a los tribunales, quizá también su acción quedará recogida en la historia. Pero si deciden olvidar sus disensiones nadie lo tendrá en cuenta ni se molestará en dejar en la historia constancia del hecho. Muy adecuadamente ha dicho Gandhi que lo que la historia consigna son simplemente las interrupciones de los procesos históricos normales" (2)


     Nos hemos fijado en hechos históricos que han favorecido cambios y mejoras sociales sin utilizar el recurso de la violencia, también nos hemos fijado en personas que han aportado para el progreso y desarrollo de una determinada sociedad, pensamientos distintos, a los predominantes basados en relaciones de violencia. Hemos buscado en los libros de texto, y apenas hemos encontrado  referencias que no estén relacionadas con la acción violenta, y no es porque no existan, pues como dice: (Muñoz y López Martínez 2000) (3) “Podríamos referirnos a que la noviolencia, al menos en un sentido genérico, es decir, consciente o parcialmente consciente y, por tanto, no necesariamente motivada desde un punto de vista ideológico, filosófico o ético-político, ha sido un comportamiento muy presente en toda la historia de la humanidad”
(4) En este sentido, un recorrido somero por esa historia nos permite encontrar muchos ejemplos de actuaciones, formas de pensamiento y de interpretación del mundo que, hoy día, podríamos calificarlos de noviolentos o que tienen patrones similares a lo que hoy se denomina noviolencia. En muchos de estos ejemplos podemos ver cómo ha habido un proceso de deslegitimación de la violencia y de necesidad de encontrar alternativas concretas a ella, o de mejora de lo que definimos como humano, un proceso largo y costoso.
Así, indagar sobre la noviolencia en la historia, y no necesariamente al revés, nos permite no sólo interpretar la historia de la humanidad de otra manera, sino observar muchos hechos anteriormente imperceptibles, máxime si interpretamos tales acontecimientos y procesos históricos a la luz de esa regla de actuar bajando, al máximo, los niveles de sufrimiento y de daño.
Desde la antigüedad clásica y los ejemplos expuestos por Aristófanes en Lisistrata y en Antígona de Sófocles, el comportamiento de Sócrates, Epicuro y su Carta de la felicidad , el estoicismo greco-romano, el senequismo, los Pensamientos de Marco Aurelio. El comportamiento de los primeros cristianos y sus formas de resistencia y de interpretación del poder temporal. Pasando por el mundo medieval cristiano y un personaje como Francisco de Asís. El mundo moderno, tanto parte del pensamiento utópico, como los esfuerzos por denunciar la guerra o limitar su abyección. Algunas formas de protestantismo de las iglesias minoritarias (cuáqueros, amish, mennonitas, etc.) y sus formas comunitarias. Las lecciones de Etienne De la Boétie sobre la servidumbre voluntaria, la defensa de los indios de Bartolomé de Las Casas, buena parte del pensamiento de Spinoza, las críticas de Jonathan Swift en Los viajes de Gulliver , y así un largo etcétera.
Asimismo, el mundo oriental ha legado un patrimonio vastísimo de interpretación del mundo que alimenta la concepción de la noviolencia, este es el caso del precepto ético de ahimsa o, incluso, el de wu-wei. Por otra parte, la moderna concepción de la noviolencia no sólo se ha alimentado de estas fuentes doctrinales, filosóficas y religiosas, sino que también ha bebido, en la época contemporánea, de muchas aportaciones del socialismo utópico y científico, del anarquismo, del feminismo, del liberalismo y el democratismo, entre otros.
Personajes como Henry David Thoreau, John Ruskin, León Tolstoi o Gandhi han sido maestros de la noviolencia específica, esto es, consciente, intencionada, ideológica y doctrinal. Y, junto a ellos, otros muchos como: Jane Addams, A.J. Muste, Martin Luther King, César Chávez, Petra Kelly, Aldolfo Pérez Esquivel, Dom Hélder Câmara, Chico Mendes, Óscar Romero, Dorothy Day, Romain Rolland, Lanza del Vasto, Vinoba Bhaave, Narayan Desai, Danilo Dolci, Lorenzo Milani, Aldo Capitini, Toyohito Kagawa, Albert Luthuli, Nelson Mandela, Demond Tutu y un largo etcétera. Todos ellos han sido, de alguna manera, fuentes de inspiración para un desarrollo ulterior de experiencias históricas de muy diverso tipo, tales como:
a) La lucha contra la dominación colonial, imperialista o similar: independencia de las Trece colonias (1776), resistencia a la dominación rusa en Finlandia (1899-1904), luchas satyagrahas en Sudáfrica y la India (1905-47), protestas populares contra la dominación japonesa en Corea (1919-22), resistencia germana a la ocupación militar del Ruhr (1923), huelga general en Argelia (1961), campañas de protesta de monjes vietnamitas contra el régimen de Saigón (1963-66), lucha tibetana contra China (años 70 a 90), larga resistencia timorese a Indonesia (1975-99), Letonia (1986-91) y Lituania (1988-90), Intifada palestina (1987), lucha por la independencia de Timor Este (2000), etc.
b) La lucha contra los regímenes dictatoriales y totalitarios: revueltas sociales en Rusia (1905 y 1917), colapso del golpe de Kapp (1920), resistencia en varios países europeos (Holanda, Dinamarca, Suecia, etc.) la ocupación nazi en los años 1940-45, resistencia latinoamericana a las diversas dictaduras de los años 30 a 50 (Guatemala y El Salvador en 1944), revueltas populares contra la dominación soviética en Hungría (1956-57) y en Checoslovaquia (1968), revolución iraní (1978-79), protestas Madres Plaza de Mayo en Argentina (1977-81), Solidaridad contra la dictadura de Jaruselsky en Polonia (1980-1989), movilizaciones contra la dictadura en Uruguay (1981-85), la lucha del “poder del  pueblo” en Filipinas (1984-66), en Birmania (1988), el contra golpe en Rusia (1991), oposición popular a la dictadura de Ratsiraka en Madagascar (1991-93), caída del presidente Suharto en Indonesia (1998).
c) La reivindicación de derechos y libertades: movimiento sufragista por el voto femenino en Inglaterra (1906-17), movimiento por los derechos civiles y políticos en los Estados Unidos en los años 50 y 60, campaña sarvodaya en India y Sri Lanka en los años 50, movimiento por la democracia en China (1989), colapso de los regímenes comunistas (1989), lucha contra la eliminación del Apartheid (años 60 a 90), resistencia civil albanesa en Kosovo (1990-99), revolución blanda en Serbia contra el régimen de Milosevich (2000), rebelión popular contra el presidente Chevarnadze en Georgia (2003).
A pesar de que es una teoría política joven, todos estos ejemplos son bien significativos de una manera de reducir los costos humanos en el curso de una lucha. No en todos ellos se da la noviolencia específica, aquella que busca un programa creativo y constructivo con el adversario pero, al menos, son formas de acción política que han venido generando una sinergia de masas, una acción consciente de construcción de poder social, en términos de cambio de mentalidad, en la manera de gestionar los conflictos y de abordar otras formas de reivindicación no sólo frente a la violencia directa sino, también, estructural.
Estos argumentos históricos -a la luz de ejemplos-, nos hacen remover algunas concepciones sobre qué es revolucionario y lo asociado que ello está al uso de la violencia. Aquí nos interesan más como cambios de mentalidad, cultura y transformaciones de vasto alcance. Sin duda que muchas de ellas no lo son, porque no lo pueden ser simples huelgas o enfrentamientos contra dictaduras, pero sí lo son aquellos otros donde se puede crear o experimentar, y a veces desarrollar durante un tiempo, un auténtico poder social que transforma mentalidad e imaginarios. Evidentemente dejo sólo en suspenso en qué consistiría una revolución noviolenta, como transformación social profunda: el satyagraha gandhiano lo fue, era en tal sentido una forma muy genuina de noviolencia específica que iba más allá de meros procedimientos sin armas, en esta cuestión debe profundizarse para comprender el valor de la desobediencia social y civil de Gandhi y algunos de sus seguidores posteriores en varios continentes. Pero dejaremos para otro momento tales reflexiones.
En nuestro análisis hemos observado que se identifican, en los libros de texto, como periodos de paz aquellos periodos en los que sólo hay ausencia de guerra o de violencia directa.
No encontramos referencia directa a la violencia estructural que queda oculta, como decíamos al principio, en los relatos de las conquistas o dentro de los relatos de los periodos de industrialización, progreso y desarrollo económico.  


(1) Estrategia de la acción noviolenta. Nova Terra. 1980 y Significado de la noviolencia. CAN. 1983

(2) Gandhi: verdad y no-violencia. T. K. Mahadevan, Edicioens Sígueme, 1975. 
(3) Historia de la paz. Tiempos, espacios y actores,  Muñoz, Francisco A. y López Martínez, Mario (eds.) (2000), Ed. Universidad de Granada, Granada.
(4) Noviolencia para generar cambios sociales. Mario López Martínez. Doctor en Historia. Profesor de Historia Contemporánea en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. Director del Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada, España. Experiencias históricas de la noviolencia


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