Reflexiones para una Política de Servicio Público.
Ismael Fonseca.
El bochornoso espectáculo en el que se ha convertido la política, lejos de ser un instrumento que debería de estar al servicio de la ciudadanía para resolver y organizar la vida comunitaria en los pueblos y ciudades, la política, se ha convertido en el coladero, para un gran número aprovechados, corruptos y sinvergüenzas, que se otorgan suculentos sueldos, y consiguen grandes beneficios para ellos y los suyos, a costa de las arcas públicas, sirviéndose del poder que le otorga el cargo público. No hay más que ver esos sueldos de concejales y alcaldes, que en algunos casos reciben sueldos y compensaciones económicas superiores a los del presidente del gobierno. Esos concejales que por asistir a plenos y reuniones cobran suculentos complementos, e incluso cuando estas reuniones se realizan online, dándose el caso, por recordar algunos, de esa concejala que asiste al pleno del ayuntamiento desde su tumbona de la playa, o de aquel que aprovecha los plenos online, para ducharse. No es menos escandaloso, el comportamiento de aquellos políticos que se quedan dormidos en sus escaños o aquellos que para matar el aburrimiento que les producen los plenos, se entretienen con los juegos online.
La política, a través del comportamiento de quienes han sido nombrados para ejercerla, se ha convertido en un escándalo y un nido de corruptos y de aprovechados, que la utilizan para su propio beneficio.
La actual estructura de partidos, es una estructura cerrada, vieja y caduca, que a su vez favorece el auge de los aprovechados y sinvergüenzas. Si a esta estructura le añadimos el atontamiento de la sociedad, fomentado y favorecido por esos mismos partidos, por los medios de comunicación, y por los poderes ocultos que rodean a los partidos y a los medios de comunicación, nos encontramos con el cóctel ideal para que la política sea el pozo sin fondo, donde los sinvergüenzas y aprovechados encuentra el ambiente propicio para sus aspiraciones personales.
“Para muestra, un botón”, este dicho popular, se hace realidad en el caso de Juan Cassá (https://www.malagahoy.es/malaga/sueldo-Juan-Cassa_0_1475252909.html). Este concejal en el Ayuntamiento de Málaga por Ciudadanos, se da de baja en este partido pero conserva su acta de concejal, manteniendo así su apoyo a la alcaldía del PP. El PP con el apoyo de este concejal sigue manteniendo la mayoría que le proporcionaban sus pactos con Ciudadanos, a cambio, el Partido Popular le posibilita una nómina anual de 72.000 euros que cobrará de la Diputación Provincial, más 18.000 euros que cobrará por asistir a plenos y a comisiones en el ayuntamiento de Málaga. De haber continuado como diputado no adscrito, al abandonar Ciudadanos, su nómina hubiera sido de 65.500 euros. El PP convierte al asturiano en el edil mejor pagado de Andalucía muy por encima de lo que gana el presidente de la Junta, y por encima de los 78.000 euros que cobra el Vicepresidente del Gobierno de España.
Esto es sólo un caso de los cientos que podrían enumerarse. Los suculentos sueldos que se ponen los políticos, las suculentas pensiones vitalicias que se fijan para sí los mismos políticos cuando están en activo, y la infinidad de puertas giratorias de políticos, que cuando están en activo favorecen a las grandes corporaciones y multinacionales y cuando dejan la política son recompensados con puestos, muchas veces irrelevantes, en esta corporaciones y multinacionales, con sueldos y gratificaciones escandalosas, etc,. En esto se ha convertido la política, y el viejo sistema de partidos, con su vieja y corrupta maquinaria, que se torna incapaz de poner orden en algo que cada día huele más mal.
No quiero decir que todos los políticos sean corruptos, ni que la corrupción se haya instalado en el interior de todos los partidos y organizaciones políticas, no me refiero a la corrupción a la que estamos tan acostumbrados que incluso forma parte de nuestro día a día, por lo que ya casi no nos escandaliza. No hay más que ver, que incluso la monarquía, y el Rey Emérito ha aprovechado el privilegio que le otorgaba la constitución, para recibir comisiones por el trabajo que le correspondía como jefe del Estado y por el que estaba recibiendo sus compensaciones económicas, derivando las comisiones percibidas a cuentas ocultas en paraísos fiscales, sin embargo, a la sociedad española no le escandaliza, e incluso la constitución y las leyes españolas junto con la gran mayoría de los partidos siguen protegiéndolo. Es algo insólito, que pone de manifiesto, de qué manera está asumida la corrupción en nuestro sistema político. Pero no me quiero referir a la corrupción dentro de la política, me voy a referir al aprovechamiento legal de la política para beneficio propio. Mientras exista esta posibilidad, y la ineficacia de los partidos para evitarlo, los aprovechados, charlatanes y sinvergüenzas tendrán la puerta abierta para que la política siga siendo esa vía que permite de manera legal, el aprovechamiento personal, dejando de ser un instrumento al servicio del interés público y para el beneficio general.
¿Cómo nos podríamos explicar esa lucha encarnizada de los partidos y de los políticos, por alcanzar el poder?, no tienen escrúpulos, aprovechan cualquier mínima ocasión para el ataque al adversario, incluso como hemos visto en la pandemia del COVID-19, utilizando de manera miserable, los muertos como arma arrojadiza contra el adversario. Si los moviera el interés altruista de trabajar por el bien público, si no buscaran recibir nada a cambio, ¿ustedes creen que existiría ese espectáculo bochornoso, mal educado y salvaje en el que se ha convertido la política? Si en la política existiera el altruismo y no el beneficio personal para quienes la ejercen, el comportamiento de los políticos y de los partidos sería otro. ¿Por qué existe entre los partidos y los políticos esa lucha encarnizada y salvaje para conseguir el poder, y no existe en otras áreas donde se trabaja altruista y desinteresadamente? La respuesta es clara. ¿No me digan que esa lucha encarnizada y salvaje por el poder, se produce porque cada político y cada partido, se creen poseedores de la verdad, por eso luchan encarnizadamente por conseguir el poder y así, desarrollar “altruistamente” su proyecto político para beneficio de la población, ya que su proyecto político que es el mejor, el más perfecto y el que aporta las soluciones más eficaces y buenas para la población, frente a los demás partidos y políticos, que son imbéciles, inútiles y que no tienen razón en nada de lo que plantean o proponen?. ¿De verdad se creen ustedes esto? Siglos de partidos políticos y de luchas por el poder, dicen todo lo contrario. Es más, ¿qué pensaría Ud., de alguien que dice poseer la verdad y las mejores soluciones para todos los problemas de un país? ¿de verdad cree Ud., que existe esa persona o ese partido político que posee toda la verdad o que tiene todas las soluciones, y que los demás son ineptos, inexpertos, tontos o imbéciles, cuyas propuestas no sirven para nada? Pues bien, así es la política, los partidos y los políticos, a los que Ud., vota en cada elección. ¿Confiaría Ud., en un médico que le dice, “yo y mi equipo, tenemos todos los remedios para tus enfermedades, nosotros podemos solucionar todos tus problemas de salud, sólo será necesario que confíes ciegamente en nosotros, que nos des poderes para ponerte los tratamientos que consideremos que son mejores para ti, sólo tienes que dejarte llevar, que aceptes nuestras decisiones, no puedes discrepar porque somos los expertos, los que lo sabemos todo, no hay nadie mejor que nosotros? ¿te pondrías en sus manos? Probablemente no, ¿entonces por qué te pones en manos de los políticos que te dicen lo mismo que este médico?
Si queremos que los recursos públicos sean bien aprovechados y que sirvan para la mejora eficaz de los servicios públicos, y el bienestar de todos, sobre todo, de los más necesitados, el actual sistema debe de cambiar. Durante siglos, este sistema ha demostrado que no sirve para generar justicia y bienestar para todos. A primeros del siglo XXI, la pobreza y el hambre asola al 75 % de la humanidad, gracias en gran medida, a que el negocio de las armas y de la guerra aumenta cada año. Miles de especies animales desaparecen cada año. El planeta está al borde del colapso. Las enfermedades y las pandemias nos irán azotando cada día con más virulencia. Los recursos se agotan y las catástrofes van siendo cada día más frecuentes. El egoísmo y la insolidaridad se instaura como sistema político. El individualismo, la insolidaridad y el atontamiento se instala como base de la cultura general de la población, y nace una nueva religión cuya estructura, es la de los partidos políticos, sus iglesias se encuentran en las sedes de los mismo, y sus sacerdotes los políticos de dichos partidos. Esa nueva religión se llama Economía. Por la Economía, se hace TODO, se manipula TODO, se deteriora TODO, se cierran los ojos ante TODO, se hace TODO superficial, se idiotiza a la población, se pierde la ÉTICA y la MORAL, se olvidan los referentes naturales, se compran y venden valores como la Honradez, la Dignidad, la Fidelidad, la Autenticidad, la Honestidad, etc…,. Hoy en día no encontramos ningún espacio en el que esta nueva religión no lo domine y controle todo. Toda nuestra existencia está mediatizada por la ECONOMÍA. Por la economía, España recibe al presidente chino Xi Jinping con todos los honores y con un despliegue policial para su protección sin precedentes, y Madrid, le entrega las Llaves de Oro de la ciudad, al presidente de la mayor dictadura del Mundo. Por la economía, los partidos políticos y sus políticos callan y rinden pleitesía a este violador de los derechos humanos.
Si esto no cambia, todo irá de mal a peor, no solo porque exista malversación y derroche en los recursos públicos, sino porque el representante político ha dejado de ser un defensor de lo público y de los intereses públicos, y se ha convertido en un instrumento al servicio de los intereses privados bajo los criterios de la economía de mercado, y la economía de mercado solo entiende de beneficios, cueste lo que cueste, por eso se privatizan todos los servicios públicos que son rentables, se venden todos los espacios naturales en los que el mercado ve negocio, se contaminan las aguas, el aire y se esquilman los recursos naturales que son de todos, y todo esto es posible, gracias a las decisiones que toman los políticos, que carecen del espíritu de servicio a la comunidad para el cual han sido elegidos, poniéndose al servicio de los intereses privados que se rigen por los criterios de la economía de mercado.
Debemos de acabar con esta situación a la que hemos llegado tras siglos de partidos políticos, donde los políticos han confundido y convertido, lo que debería de ser un trabajo de servicio para el público, por un trabajo donde “yo me sirvo de lo público”.
Si queremos que esto cambie, debemos de propiciar un giro radical al ejercicio de la política. El político debe ser alguien que se pone de manera ALTRUISTA, durante un tiempo, al servicio de la sociedad. Rápidamente saldrán voces que piensen y digan, que “todo el mundo no tiene tiempo para trabajar gratuitamente por los demás”. Esto es cierto, lo mismo que ahora, no todo el mundo tiene las posibilidades de ser representante político. No hay más que mirar las estructuras cerradas y casi dictatoriales que se dan dentro de algunos partidos políticos y las luchas encarnizadas que se desarrollan dentro de los partidos por alcanzar puestos de relevancia. También habrá quienes digan que esta propuesta abrirá las puertas a que sólo se puedan dedicar a la política aquellos que tengan mucho dinero, que son los que pueden dedicar un tiempo gratuito al trabajo por los demás. Este argumento no me convence, porque precisamente los que tienen dinero son los que menos trabajan gratuitamente por los demás. Esto lo pone en evidencia el voluntariado de las ONGs, que por lo general es gente corriente, trabajadores y personas de clases medias. Sin embargo, sí estamos hartos de ver como con el actual sistema, los más ricos, los que tienen más intereses económicos, los que están abalados por las grandes corporaciones, son los que de manera más general ocupan las estructuras de los partidos, los escaños en el congreso de los diputados, o los cargos políticos de relevancia. Si no son los ricos directamente los que ocupan los cargos políticos, son sus testaferros, los que han sido puestos por los intereses económicos para que trabajen en la política a su servicio. Un caso claro lo podemos ver en Estados Unidos, sus presidentes son por lo general multimillonarios y al frente de los dos grandes partidos, Republicanos y Demócratas siempre están los representantes de los intereses de las grandes corporaciones multinacionales. Cuando se dan casos excepcionales donde personas de clase media alcanzan el poder dentro de la estructura del un partido, estos acaban siendo tan pragmáticos que terminan abrazando la nueva religión, un caso de estos lo podemos encontrar en Felipe González.
Son varios siglos de egoísmo, intolerancia y corrupción, por lo que cualquier cambio necesita una reeducación de la sociedad, en este caso la sociedad necesita reeducarse en el ALTRUISMO para ello tendríamos que desarrollar la cultura del “Compromiso Social”. La base teórica de la cultura del Compromiso Social, es tan simple, que cualquier persona con baja formación la puede entender y compartir, por lo que todos y todas estaremos en condiciones de asumirla y ejercerla. La cultura del Compromiso Social se fundamenta en el hecho de que “todos y todas estamos en deuda con la sociedad que nos rodea”. Desde que nacemos la sociedad está poniendo a nuestro alcance múltiples recursos, gracias a las generaciones que nos han precedido. Gracias a estas generaciones cuando nacemos podemos contar con hospitales, con máquinas de primera generación, con medicinas, con sanitarios. Tenemos carreteras, escuelas, una alimentación adecuada, etc, etc, y todo ellos y muchísimo más, gracias a quienes nos han precedido. Por tanto, al nacer ya llegamos a este mundo con todo un patrimonio que la sociedad pone a nuestro servicio, sin haber hecho nosotros, absolutamente nada, solo por nacer. Por tanto, todos y todas tenemos la obligación de devolver a la sociedad, de manera gratuita y altruista, todo aquello que durante nuestra vida venimos recibiendo y que con solo nuestro trabajo y con nuestros impuestos, difícilmente, por no decir de manera imposible, podríamos compensar.
Para el progreso de la sociedad, para evitar la autodestrucción a la que nos encaminamos, se presenta como un pilar fundamental, el cambio de la cultura del EGOISMO en la que nos encontramos ahora, por la cultura del Compromiso Social.
Entiendo que no hay que esperar a que esta cultura del Compromiso Social esté asumida de manera general para actuar. Pienso que se puede empezar a poner en práctica en cualquier momento, sólo se necesita un poco de voluntad altruista en aquellos que son elegidos como representantes políticos. El cambio que proponemos debería de ir, de abajo hacia arriba, poniéndolo en práctica en pequeños y medianos municipios. En estos pequeños municipios se convertiría a la POLÍTICA y al POLÍTICO en servidores públicos. No habrá ningún político que diga lo contrario, todos dicen que son servidores públicos, que están al servicio de los ciudadanos, pero todos sabemos que no hay algo más lejos de la realidad, que eso.
Todos nos hemos escandalizado, al ver en los plenos, a los concejales de cualquier ayuntamiento, aburridos, bostezando, y solo interviniendo para levantar la mano a la hora de votar, cuando no se han quedado dormidos. La política municipal, a la que ahora nos referimos, es un espectáculo bochornoso que proporciona un mal ejemplo de lo que debe ser la democracia así como un ejemplo de mala educación para la ciudadanía en general. Si tienes ocasión de asistir a un pleno municipal, bien en directo o por TV., podrás comprobar el mal ejemplo que nos dan, debido a la poca educación que demuestran tener. Observa cuál es la actitud de los representantes cuando está interviniendo algún portavoz. Por lo general, cuando interviene el portavoz de un partido, los concejales de ese partido, suelen atender y escuchar lo que está diciendo, al mismo tiempo, los concejales de los demás partidos, incluido el Alcalde o Alcaldesa, suelen mirar para otro lado, consultar sus móviles, salir al aseo, etc, etc., como si lo que está diciendo la persona que habla no fuera con ellos. En los plenos, nadie escucha lo que dice y lo que plantea el representante de otro partido, las normas de urbanidad y de buena educación aconsejan escuchar y estar atento cuando alguien con quién estar reunido está hablando, en los plenos municipales e incluso en los parlamentos la buena educación y el respeto al otro, brilla por su ausencia. Esta elemental norma de urbanidad es imprescindible para poder buscar el consenso, en aras, a una mejor solución de cualquier problema o conflicto, algo que en el ejercicio de la política no existe, y no existe, porque cada grupo político se siente poseedor de la verdad, por eso no oyen, ni prestan atención y por supuesto ni consideran las propuestas y las intervenciones de los demás. Quien posee el poder, si tiene mayoría absoluta, desprecia y menosprecia a todos los demás. Las minorías, por su parte para hacerse valer, despreciarán y buscan fallos y errores a los que gobiernan, criticarán al gobernante de turno, haciendo propuestas muchas veces irrealizables, otras descabelladas y otras incluso contrarias a su propia ideología, si para ello fastidian las iniciativas de quién ejerce el poder. El poder por su parte, desprecia, y menosprecia las imitativas de la oposición, aunque sean sensatas, coherentes y posibles, porque atender a una demanda de la oposición supone dar un balón de oxígeno al opositor, y perder una parte de ese grado de perfección que rodea a todo el que ejerce el poder. De este modo, el ejercicio de la política no sirve para la búsqueda de la mejor solución que favorezca a la mayoría, sino que se convierte en una lucha por los intereses particulares de quienes son elegidos como representantes políticos. Y como decíamos antes, la política deja de ser un instrumento al servicio de lo público, para convertirse en un instrumento a través del cual los políticos se sirven de lo público.
No se qué utilidad tiene ese gran número de concejales sin concejalías, que lo único que hacen es asistir a los plenos y a las comisiones sin abrir la boca, porque el único que habla es el portavoz, pero que cobran por asistir a esos plenos o comisiones. No se por qué ha de cobrar alguien, por asistir a un pleno o a reunión en la que no interviene ni aporta nada, si además, se ha presentado voluntariamente para servir al municipio, ¿no sería suficiente con que asistiera sólo el portavoz? Esto está muy mal montado, y no sirve para lo que debería de servir, y así nos va.
Me consta que hay gente que entra en la política con buena voluntad, con ganas de trabajar para que las cosas mejoren, sin pretender aprovecharse personalmente de lo público. Me consta que hay gente que entra en política con esta voluntad. Sin embargo, desde el momento que aceptan la dinámica de la política, tal como está montada, esa buena voluntad de servicio, comienza a desaparecer y a corromperse, porque dentro de la política, lo que prevalece, es la lucha encarnizada por alcanzar el poder, siendo una de sus principales leyes, “el fin justifica los medios”. Lucha encarnizada entre partidos, y lucha encarnizada dentro de los partidos, entre los dirigentes y los que ocupan cargos de responsabilidad o de gobierno, y entre los que aspiran dentro del mismo partido a conseguir esos cargos de responsabilidad o de gobierno. El error de estas personas de buena voluntad que entran en la política, lo encuentro, en su concepción errónea de lo que es la política, que a su vez, es, la que nos ha trasladado la democracia que se encuentra al servicio de la nueva religión, y que nos dice, que para trabajar altruistamente al servicio de la comunidad o de la población, es necesario acumular poder. Todo lo contrario, a lo que realmente sucede en aquellas organizaciones que trabajan altruistamente y desinteresadamente por el beneficio de la población, o una parte de ella. Por tanto, si para trabajar como lo hacen las ONGs, no es necesario el ejercicio del poder, ¿por qué se hace necesario en la política, entre los partidos, y dentro de los partidos? ¿no será que hay algún otro interés oculto dentro de estas organizaciones y de quienes forman parte de ellas?
El ejercicio del poder es bueno y malo a la vez, todo dependerá de cómo se ejerza y sobre quién se ejerza. Es bueno cuando uno lo ejerce individualmente sobre si mismo. Es bueno cuando tú, ejerces tu poder, para decidir qué quieres hacer, para tomar tus propias decisiones, sin que nadie las tome por ti. El poder que cada uno tenemos es algo propio de cada cual, es algo que forma parte de tu persona, el algo que debe de acompañarnos durante toda nuestra vida, y por tanto, algo que no podemos ni debemos transferir a nadie. El poder va implícito en cada uno de nosotros, es lo que nos da la libertad, sin el control que ejercemos desde nuestro poder, nos convertimos en esclavos. Cuando renunciamos al ejercicio de nuestro poder, aunque nos digan que somos libres porque otros cuidan de nosotros, en definitiva nos estamos convirtiendo en sus esclavos. Por tanto, no es bueno cuando ejerces tú poder para renunciar y desprenderte precisamente de el, pues sería como desprenderte una parte de ti mismo, lo mismo que no es bueno que ejerzas tu poder, por ejemplo, para quitarte la vida o cortarte alguno de tus miembros.
Tampoco es bueno el ejercicio del poder, cuando se ejerce sobre los demás. Por tanto, si quienes entran en política se plantean como objetivo la acumulación de poder, desde este preciso instante, aunque su voluntad sea buena, su planteamiento ya es perverso, y el camino elegido para servir a la sociedad es erróneo. Hay un dicho popular que nos advierte de que lo “que mal empieza mal acaba” y por tanto, “de aquellos barros tenemos hoy estos lodos”. Por muy buena voluntad que haya en quién entra en la política o en un partido político, si su objetivo es la acumulación de poder, esto no puede acabar más que en lo que estamos viendo, presenciando y padeciendo, haciendo, que la política no sirva para mejorar la vida de los ciudadanos, ni del planeta, sino que se convierta, como se ha convertido en un instrumento al servicio de la nueva religión (la economía de mercado) y no al servicio de la población.
Cuando te desprendes de tú poder para entregarlo a los demás, sucede como en el cuento que se narra en las “Mil y una noches”, “se cuenta, que un viajero llegó a una isla desierta y se encontró con un anciano con las piernas inútiles que estaba sentado en el suelo junto a un arroyo. El viejo rogó al viajero que lo pasara sobre sus hombros a la orilla opuesta. Habiendo obtenido una respuesta favorable, el viejo se encaramó sobre los hombros del viajero, y en seguida le ciñó las piernas sólidamente alrededor del cuello negándose a soltarle. Una vez dueño de la voluntad del viajero, el anciano hizo de él cuanto deseaba. Le hacia correr a su voluntad, le obligaba a acercarse a los árboles de los que recogía y comía los frutos sin que le recompensara más que con injurias.
Esto es lo que sucede cuando uno se desprende de algo que forma parte de nosotros mismos, cuando nos desprendemos de nuestro poder, y lo acumulamos en manos de alguien para que lo ejerza en nuestro nombre. Pero es aún peor, si como sucede en el cuento, el viajero admite su nueva situación convirtiéndose en esclavo del anciano, sin darse cuenta, sin percatarse de que su esclavitud se debe precisamente a su colaboración con el anciano, sin su colaboración el anciano no es nada.
Por tanto, si queremos acabar con este tipo de política, bochornosa, vergonzante, corrupta, hipócrita e ineficaz, lo primero que deberíamos de plantearnos es la organización sin la concentración del poder, haciendo de los servidores públicos personas que libre, voluntariamente y altruistamente se prestan para devolver durante un tiempo a la sociedad, una parte de lo mucho que han recibido de ella, sería más o menos lo que ya se hace en organizaciones de voluntariado, pero llevándolo a la política, para ello, evidentemente habría que organizarlo de otra manera.
Como decíamos al principio, se podría comenzar en pequeños municipios, donde los intereses que acumulan los que ejercen el poder, entendemos que son más pequeños y por tanto, puede ser más fácil organizar un funcionamiento distinto del municipio sin tener que modificar la normativa vigente, algo que los que ejercen el poder no van a permitir.
Para que esto sea posible, solo será necesario voluntad de quienes han recibido el apoyo, y por tanto el poder, al que han renunciado sus vecinos.
1º.– Eliminar cualquier interés económico que pueda haber en las personas, y en los grupos políticos que se presentan a unas elecciones, procurando que la política se entienda, como una manera más de devolver a la sociedad todo lo que la sociedad nos aporta y nos ha aportado.
Para ello, lo primero que habría que eliminar sería toda compensación económica, a quienes se han presentado voluntariamente para servir a sus vecinos. Se eliminan las dietas, las comisiones por asistencia a plenos, a reuniones, etc. Se eliminarían los liberados, por tanto todos los concejales seguirían con sus trabajos habituales. Su trabajo en el ayuntamiento lo ejercerían en sus ratos libres y cien por cien altruista. Para que esto fuera posible se modificaría el funcionamiento y la organización política dentro de cada Ayuntamiento. Si fuera necesario, porque tuviera que dedicar la jornada completa al ayuntamiento, el Alcalde, tendría una asignación no mayor a la que tenía antes de ser Alcalde, y no recibiría ninguna compensación económica más.
Del mismo modo, los grupos políticos no recibirán ningún tipo de compensación económica del ayuntamiento. No dispondrán dentro del edificio del ayuntamiento, ni de dependencias, ni de personal de confianza liberado y a cargo del Ayuntamiento, ni de ningún otro privilegio que pudiera poner en riesgo la pureza de su espíritu altruista.
Una vez que se han eliminado todas las posibilidades, de que los representantes así como su grupos políticos pudieran tener algún tipo de compensación particular, pasaríamos a realizar la distribución del poder, que han otorgado los vecinos a los representantes políticos.
2º.– Repartir el poder que otorgan los vecinos, evitando que este se concentre en el Alcalde o en el grupo que obtenga la mayoría.
Como podéis observar se trata de evitar que se reproduzcan las causas que nos han llevado a la situación actual. No se trata de cambiar un funcionamiento por otro, la filosofía que nos debe de mover será la que busque la eliminación de los orígenes de la enfermedad, y no como sucede en la medicina actual, y en la actual política, que los cambios se centran en atacar a la enfermedad, pero no se proponen fórmulas para la búsqueda del origen de la enfermedad. Se viene actuando de igual manera, en la medicina, que en la política, se intenta combatir el mal, pero no las causas que originan ese mal. Por tanto, eso es lo que proponemos aquí, cambios encaminados a la búsqueda de medidas que dificulten lo más posible, que los aprovechados, los sinvergüenzas y los corruptos adquieran el poder que les permita poner lo público al servicio de sus intereses particulares. Otro dicho popular nos aconseja, evitar la ocasión, si queremos evitar el peligro. Pongamos los medios para que los aprovechados, no tengan ocasión de aprovecharse. La propuesta de organización interna de la corporación municipal sería la siguiente:
1.– El alcalde se convertiría en la figura que tendrá como misión la coordinación de las distintas concejalías, así cómo la coordinación para el buen funcionamiento de los servicios que el ayuntamiento presta a los vecinos a través de las concejalías. Por tanto, el alcalde no tendrá concejalía.
2.– Se repartirán todas la áreas de trabajo necesarias en el ayuntamiento en tantas concejalías como concejales tenga la corporación.
3.– Cada concejalía estará dotada de espacio y funcionarios municipales, no personal de confianza, suficientes para ejecutar las decisiones políticas adoptadas en cada concejalía.
4.– Las concejalías, se distribuirán al inicio de cada legislatura, por sorteo, entre todos los concejales por igual.
5.– Antes de distribuir las concejalías, se aprobarán los presupuestos para el ejercicio económico que corresponda. Los presupuestos deberán de aprobarse haciendo una distribución presupuestaria para cada concejalía, por consenso, y no por mayoría. Con esta medida, favorecemos el trabajo bien hecho y lo mas real posible en relación a las necesidades de cada concejalía, pues nadie sabe qué concejalía le va a tocar. Por tanto, se trata de hacer un presupuesto real sin favorecer ni perjudicar a ninguna concejalía o concejal en detrimento de otro. Procurando ajustar los ingresos a los gastos. Por último, una vez aprobados los presupuestos, será el momento de hacer el sorteo de las concejalías. El sorteo es algo muy interesante porque como hemos apuntado antes, favorecerá que ninguna concejalía quede menospreciada con respecto a otra. Esto también obligará a que los concejales se preocupen, a la hora de elaborar los presupuestos, y de conocer bien las necesidades y las intervenciones de cada concejalía, pues no sabe qué concejalía le va a tocar, pues si realiza una mala gestión, no podrá echar la culpa a nadie, pues él/ella a intervenido y ha aprobado el presupuesto para esa concejalía.
3º.– Dar la opción a los vecinos a que recuperen el poder que han perdido al depositar su voto. Sería lo lógico, que cada concejal de esta nueva corporación, que ha perdido gran parte del poder que le concede el actual sistema político, no quiera asumir el sólo las responsabilidades de la gestión de su concejalía, por tanto, parecería apropiado, que cada concejalía se dotara de algún mecanismo de participación ciudadana, que ayudara a dicho concejal, asesorándole a la hora de tomar las decisiones que afecten a su concejalía, desprendiéndose de esta manera de una parte del poder que le ha sido otorgado a través de la urnas. Esto traería como consecuencia, una reducción de la prepotencia que lleva al aislamiento de la sociedad, a todos los políticos, y a la mejora de esa imagen que transmiten los políticos, de ser seres superiores, perfectos sabelotodo, que no comenten errores, y a su vez, ayudaría a educar a la población en el dicho popular de que “cuatro ojos ven más que dos”, por lo que se tomarían decisiones y se realizarían actuaciones más cercanas a las necesidades reales de la población, y no movidas, por intereses particulares o de partido, propiciados por la nueva religión.