viernes, 21 de febrero de 2014

EL CUENTO DE LA CRISIS

    Había una vez un país, donde casi todos sus ciudadanos vivían muy bien. Había mucho trabajo, construyendo muchas y muchas viviendas. Todos sus ciudadanos trabajaban y ganaban muy buenos sueldos por lo que las familias se podían permitir todo tipo de caprichos, y en los hogares se renovaba todo.
    Los electrodomésticos, aunque funcionaban bien, se cambiaban por otros más modernos, lo mismo sucedía con los coches e incluso con las viviendas, como había muchas, aunque no tuvieran suficiente dinero para cambiarla, los bancos te prestaban todo lo que quisieras y así podías comprarte grandes viviendas, cómodas y modernas.
    Los niños de primaria iban al colegio con modernos teléfonos móviles y ordenadores.
   Las familias salían los domingos y festivos a comer a los bares y restaurantes, los comercios eran prósperos y siempre estaban llenos de muchos consumidores, todos tenían mucho dinero que poder gastar.
   La economía iba bien y el país parecía próspero y rico, incluso muchas personas pobres de otros países venían a trabajar y a vivir en este país.
  Si embargo, algunos políticos de este país, decían que las personas que venían a trabajar querían quitarnos nuestro bienestar, por lo que empezaron a poner duras trabas, para que no pudieran llegar.
Construyeron grandes alambradas de pinchos para que no pudieran pasar, a pesar de ello, estas personas pobres de otros países, se arriesgaban y muchos morían en el intento de llegar al país rico.
   Los ciudadanos del país rico, habían olvidado que en otros tiempos también fueron pobres y tuvieron que ir a otros países ricos para poder ganarse la vida.
   Sin embargo, un día, alguien empezó a decir que había crisis; pero nadie se lo creía, el gobierno decía que nuestras empresas y nuestros bancos eran un modelo para el mundo, que eran falsos los rumores de la crisis, pero poco a poco, aquellos bancos que prestaban  dinero para que las empresas pudieran funcionar y los trabajadores pudieran comprarse viviendas nuevas y consumir todo lo que se les apetecía, dejaron de prestar.
   Las empresas tuvieron problemas para pagar a sus proveedores y trabajadores, los trabajadores consumían menos y también dejaron de comprar tantas viviendas, por lo que los empleados de la construcción empezaron a quedarse parados, y las fábricas empezaron a cerrarse.
Ya todo el mundo decía que lo de la crisis era verdad, y poco a poco fue aumentando el número de parados, de pronto ya había 4 millones de personas paradas, y seguía subiendo, 5 millones, 6 millones, etc., y ya todo el mundo coincidía de que estábamos realmente en crisis, pero nadie se explicaba, cómo en tan poco tiempo había pasado este país de ser un país próspero a ser un país con muchos de sus ciudadanos en la pobreza total.
   Ya se veía a mucha gente buscando en los contenedores de basura para poder comer, o en las filas de los comedores sociales, pero nadie se explicaba cómo había llegado la crisis.
   El gobierno decía que los ciudadanos habían vivido por encima de sus posibilidades, y que habían arruinado a los bancos pidiéndoles tantos préstamos. Así es que el gobierno empezó a sancionar a sus ciudadanos, primero quitándoles las pagas extraordinarias, después haciendo que algunas medicinas que antes eran gratuitas tuvieran que pagarlas, incluso los pensionistas, subiendo los servicios básicos como la electricidad, el gas y los transportes, congelando los salarios, quitando prestaciones a los más necesitados, etc.
   El gobierno culpaba a la irresponsabilidad de sus ciudadanos, y la gran mayoría de los ciudadanos entendía que era cierto, y estaban de acuerdo con el gobierno, incluso el gobierno culpaba al fraude que cometían algunos desempleados que cobraban la pequeña ayuda que les daba el gobierno, al mismo tiempo que realizaban pequeños trabajos para poder sobrevivir.
   Los ciudadanos de este país, cada día se sentían más tristes y desorientados.
    Hasta que un día como si hubiera caído del cielo apareció un viejito, todo calvo y con muy poca ropa al que se le veía bastante pobre, y dijo:

“ciegos, más que ciegos, no os dais cuenta de que eso de la crisis es una pura mentira, de que os están engañando, que la crisis no existe.”

- A esto respondió uno de los que le oían, ¿si no hay crisis, por qué somos más pobres?
- El viejito le dijo: lo de la crisis es una forma de deciros de que sois vosotros los responsables del empobrecimiento al que os está llevando el gobierno.
- ¡¡¡ el gobierno !!!, exclamaron los que estaban oyendo.
- Sí, el gobierno es quién os está empobreciendo, por “Imperativo Legal”, a golpe de ley y decretos, os quita lo que habéis conseguido en muchos años de trabajo y esfuerzo y a esto no se le puede llamar crisis, en vuestro diccionario hay una palabra muy precisa para llamar a lo que está sucediendo y esta palabra es: “ROBO”. El gobierno os está robando vuestro patrimonio nacional,
- ¡¿pero cómo lo está haciendo?!, le decían.
· El anciano les respondió: observar qué hace el gobierno con todo lo que se está ahorrando en la sanidad, en las infraestructuras, en los salarios, en la educación y las pensiones, etc., etc., ¿qué está haciendo el gobierno con todo ese dinero?, pues se lo está dando a los bancos para que paguen las deudas que han contraído con otros bancos extranjeros.
· Una persona más espabilada que oía al anciano dijo: pero los bancos no son del gobierno. Son de accionistas muy ricos que tienen mucho dinero, ¿por qué el gobierno da nuestra riqueza nacional, a los más ricos? Si esto es así, es como si dijéramos que el gobierno nos está robando a los pobres para darlo a los ricos.
· Efectivamente, dijo el viejito: el gobierno abandona a los más necesitados para ir en la ayuda de los más ricos y poderosos.
· A esto, saltó una mujer que oía atentamente ¡¡No me lo puedo creer !!.
· Pues créetelo, dijo el viejito. El gobierno os está empobreciendo por “imperativo legal” todas vuestra riqueza y fondos sociales los está usando para proteger a los que más tienen, a esto se le llama empobrecimiento y no crisis, pues si hubiera crisis no habría dinero para pagar las trampas de los que más tienen, por tanto lo de la crisis es una quimera para engañar a los que no quieren ver. NO hay CRISIS, hay EXPOLIO del PATRIMONIO nacional, el que es de todos.
· A esto, respondió un joven al que se le veía ya bastante nervioso, ¿y qué podemos hacer para parar al gobierno?. Un sindicalista que estaba callado, propuso hacer una huelga general.
· ¡Sí!, ¡sí! hagamos una huelga general.
    Todos coincidieron en la necesidad de hacer una huelga general contra el gobierno. La organizaron, y ese día nadie trabajó.
    Pero el gobierno dijo que la incidencia había sido mínima, y destacó el comportamiento violento de algunos piquetes, que habían impedido que algunas personas que no querían ponerse en huelga, fueran a sus puestos de trabajo. 
   Pero el gobierno no se dio por aludido, y dijo que continuaría con su programa de reformas, aprobando una reforma laboral que posibilitaría la creación de muchos puestos de trabajo. Los sindicalistas organizaron más huelgas generales, huelgas intermitentes, huelgas de un día, pero no sirvieron para nada, todo siguió igual. La reforma laboral del gobierno, permitía el despido casi libre, e incluso el trabajo casi esclavo, y para intimidar y asustar a los huelguistas, el gobierno aprobó también una ley de seguridad ciudadana, donde contemplaba muchas sanciones y prohibiciones, amenazando con multas millonarias.
   Y el gobierno siguió y siguió, dando dinero y más dinero a los bancos y empobreciendo, aún más a los ciudadanos. La ciudadanía ya desesperada, cada día pasaba más hambre, incluso apareció un nuevo concepto de pobreza, la llamada POBREZA ENERGÉTICA, que eran todas esas familias que no podían pagar las facturas del gas, de la electricidad y del agua. Por lo que en invierno las familias pasaban mucho, mucho frio, porque no tenían dinero para pagar la electricidad y las compañías les cortaban los suministros.
   Toda esta desesperación les llevó a buscar al viejito y consultar ¿qué podían hacer?.
· Le contaron al viejito lo que habían hecho, y el viejito les respondió: “ciegos, más que ciegos, no os dais cuenta, que las huelgas generales son instrumentos que eran válidos hace 200 años, pero que en estos momentos del siglo XXI, el gobierno lo tiene todo previsto, incluso cuando el presidente del gobierno oyó que se iba hacer una huelga general, ya lo sabía y estaba preparado con toda su maquinaria de estado. “
· Hace 200 años las huelgas generales eran efectivas, porque se luchaba contra un gobierno que era independiente, ahora con la globalización, y el libre tránsito de mercancías y de capitales de unos países a otros, los problemas son locales, pero su origen ya no es local, por lo que la solución tampoco puede ser local, por eso al gobierno no le afecta casi para nada las huelgas y los que acaban pagando los días de huelga sois también los mismos, o sea, por un lado el gobierno os roba para darlo a los poderosos y por otro lado os fastidiáis a vosotros mismo, porque ese día no cobráis.
· Los gobiernos ya no actúan pensando en sus ciudadanos, sino que sus medidas responden a intereses de las grandes multinacionales, que son las que han comprado todo nuestro patrimonio nacional.
· Observar en manos de quién están los sectores más importantes, necesarios para una vida digna, como son las energías, los alimentos, las industrias, los bancos, la sanidad, la educación, etc.,
· Observar también quienes son los beneficiarios directos de lo que el gobierno os quita. Los podéis encontrar en las grandes multinacionales, los grandes bancos, las grandes empresas, etc., que para colmo pagan la mayor parte de sus impuestos en los paraísos fiscales, robándonos también a nosotros, pues sus impuestos deberían de servir para beneficio de todos.
· Resumiendo, la “maniobra es perfecta”: por un lado, el gobierno os quita ayudas, prestaciones y os encarece la vida, para pagar las “trampas, despilfarros o los agujeros de los bancos y de las grandes multinacionales”, por otro lado, estas empresas pagan sus impuestos en los paraísos fiscales, y para colmo, os dicen que hay crisis y que vosotros sois los responsables de la crisis, y además ¡¡¡ OS LO CREÉIS !!!.
· Sí, sí, todo ese discurso está muy bien, respondió una mujer todo acalorada, pero nos puede decir usted ya, de una puñetera vez, qué podemos hacer.
· ¡Ja. Ja, ja! Respondió el viejito, -acaso piensas que yo soy Dios, yo no tengo la solución, la solución está en vosotros mismos.
· ¡¿cómo?!, se oyó una exclamación generalizada.
· Sí, sí, la solución la tenéis vosotros. Pensad un poco, quiénes son los que en realidad se están enriqueciendo gracias a vuestra pobreza, ¿el gobierno?.
· !NO¡, respondió un joven que parecía instruido, el gobierno es sólo la cara visible de los ladrones, es quién facilita el camino para que los ladrones puedan actuar, el  gobierno es el que labra y prepara el camino para el saqueo de nuestro patrimonio nacional.
· ¡ Está claro !, exclamo una mujer, dando un salto de su asiento y con la mano levantada, como si señalara a alguien de la sala, y dijo: LOS LADRONES SON LOS BANCOS Y LAS MULTINACINALES.
· ¡ Sí, sí, esos son los ladrones ! Exclamaron casi todos los asistentes.
· Pero alguien que estaba callado preguntó: ¿pero qué podemos hacer contra estos monstruos tan grandes y poderosos, a los que no podemos ni identificar a sus dueños?
· Se creó un profundo silencio en la sala, la gente se miraba entre sí sin saber qué responder. De pronto, todos volvieron su mirada hacia el viejito, y el viejito, en voz muy tenue dijo: pues simplemente no colaborar con ellos.
· Nadie os obliga a comprar sus productos.
· Nadie os obliga a tener dinero sus bancos.
· Nadie os obliga a tener sus teléfonos móviles.
· Nadie os obliga a comprar sus coches.
· Nadie os obliga a comprar sus vitrocerámicas o micro ondas.
· Nadie os obliga a tomar sus bebidas.
· Nadie os obliga a comprar unos productos que no sean de vuestra zona.
· Nadie os impide que compartáis lo que tenéis.
· Nadie os impide que seáis austeros y que consumáis lo menos posible.
· Nadie os impide que vuestra vida de consumo individual, que beneficia a las multinacionales, se convierta en una vida de consumo compartido, etc., en fin, nadie os OBLIGA, a hacer todo eso que hacéis y que beneficia a los que os están robando, y nadie OS IMPIDE, hacer aquello que perjudica a las multinacionales, por eso la solución está en vuestras manos.
    Se dieron unos minutos de profundo silencio, como si de repente les hubiera caído un jarro de agua fría por encima y se hubiesen quedado congelados. A los cinco minutos de silencio, más o menos, un señor bien vestido y todo trajeado, levantó la mano y dijo:
· Si renunciamos a todo el bienestar que hemos conseguido en los últimos años, aunque nos lo estén suministrando las multinacionales, sería como retroceder 100 años o más.
· De repente se oyó un murmullo entre un grupo de jóvenes que había en el fondo de la sala. Una mujer se levantó y dijo, ¿A ver esos jóvenes que digan lo que quieran pero que guarden silencio, que no nos enteramos?. A esto que levantó la mano uno de ellos y dijo:
· Nosotros/as, estábamos comentado que si tuviéramos que renunciar a los servicios que nos prestan las multinacionales, ahora que nos habíamos acostumbrado a comunicarnos con nuestros amigos a través de las redes sociales, nos quedaríamos sin amistades y sin grupos de amigos/as.
· Una mujer toda preocupada por los avances en el ámbito del hogar, dijo: ¿y ahora qué tendríamos que hacer, lavar la ropa a mano, o cocinar con leña, como cuando yo era niña? Se armó un gran revuelo en la sala, y todos miraron hacia el viejito. Creándose otro silencio.
· El viejito que estaba pensativo, oyendo los comentarios, con la cabeza inclinada mirando hacia el suelo, lentamente fue levantando la mirada, hasta que estuvo mirando a todos frene a frente, y dijo:
· Habláis del bienestar que no queréis perder, pero que ya estáis perdiendo, porque os lo están robando. Yo os pregunto, ¿qué habéis hecho vosotros para tener ese nivel de bienestar que no hayan hecho las tres cuartas partes de la población mundial que se encuentran en la pobreza absoluta? ¿Acaso el bienestar del que habláis, os ha sido concedido por ley divina? ¿Os habéis preguntado a qué es debido todo ese bienestar y derroche de consumo que habéis disfrutado hasta ahora? ¿Os habéis preguntado por qué unos tenéis tanto y otros tan poco?
· Todo lo que hoy tenéis y que no es estrictamente necesario para una vida digna, y que otros no tienen, es como un robo que hacéis a los que se encuentran en la pobreza.
· En estos momentos, os he hablando de lo que el gobierno os está robando para darlo a los que más tienen, ¿no habéis hecho vosotros lo mismo con las tres cuartas partes de la población mundial que se encuentran en la pobreza absoluta?
· ¿No estáis robando, sus materias primas, su trabajo en régimen de casi esclavitud, sin servicios sociales, ni jubilaciones y solo por un plato de comida?
· ¿No le estáis robando también a sus jóvenes más preparados?
· Yo no os propongo que renunciéis a los avances que proporciona la técnica, sino que los uséis con inteligencia. Cuanto menos atados estéis a esos avances, menos riqueza le estaréis proporcionando a las multinacionales, y por consiguiente más libres e independientes seréis. Los jóvenes dicen que se pueden quedar sin amigos si renuncian a las redes sociales, pero yo os pregunto a los más mayores, ¿cuándo erais jóvenes teníais amigos/as?
· ¡¡ Pues claro que sí !! Se dio una respuesta casi general de todos los asistentes que eran mayores.
· Pues si cuando éramos jóvenes teníamos amigos y nos relacionábamos con nuestras amistades sin necesidad de las redes sociales, ¿por qué ahora se convierte en imprescindibles? ¿No os dais cuenta que este sistema de vida, no os aporta nada nuevo, pero sí que os genera una nueva dependencia y un nuevo consumo?
· Lo que yo os propongo, es que si realmente queréis luchar contra esas multinacionales a las que el gobierno les da todo lo que os quita, y contra ese gobierno que os empobrece para enriquecer aún más a los que ya son ricos, no tenéis más salida que cambiar vuestra forma de vida. No para recuperar lo que hoy os están quitando, sino para conseguir una sociedad más justa y solidaria para todas las personas. Para conseguir una sociedad en la que todas las personas, y no sólo las de los países ricos, tengan lo mínimo necesario para una vida digna.
· Esto que os propongo no será posible si:
· A) no reducid vuestras necesidades al mínimo y ejercitáis la autorestricción en todas vuestras necesidades de consumo.
· B) No organizáis vuestra vida en torno a un uso compartido de los elementos de consumo. No se trata de renunciar a los avances, sino de organizar un uso comunitario de los mismos.
     
     Diciendo esto, el viejito hizo un intento como de levantarse de la silla que ocupaba y se desvaneció cayendo al suelo. Todo el mundo se abalanzó hacia él, mientras alguien llamaba a una ambulancia, que no tardó en llegar.     Todos los intentos de reanimarlo fueron infructuosos y el viejito murió en poco tiempo. Todo el mundo quedó muy triste y desconsolado. Tardaron varios meses sin tener una nueva asamblea del barrio. Hasta que un grupo de jóvenes decidió hacer un convocatoria.
    En esta ocasión, un joven que había estado tomando notas en la primera fila, el día en el que falleció el viejito, tomó la palabra, y con gran energía y brío dijo:
· Vecinos y amigos, hace varios meses que nos abandonó… - en este momento se quedó como mudo, pues se dio cuenta que no sabía como se llamaba el viejito, por lo que preguntó, - ¿por ciento, sabe alguien como se llamaba el viejito?-  pero a todos les pasaba lo mismo, nadie sabia su nombre, - pues bien, ya que nadie sabe su nombre, yo lo voy a llamar “Maestro”, porque eso es lo que fue, nos enseño abrir los ojos. Pues como decía, el Maestro nos dio dos consejos antes de irse. Por lo que en mi bloque ya nos hemos puesto en marcha, y lo primero que hemos hecho es elaborar una lista de cosas de las que podemos prescindir, y otra de cosas que podemos compartir.
· Primero –como decía el Maestro– todo lo que las multinacionales nos ofrecen a nivel particular, vamos a estudiar cómo darle un uso comunitario. Empezaremos a estudiar el uso comunitario: del teléfono, la electricidad, el agua, el gas, el transporte, la cocina, la lavandería, la televisión, la lectura, las herramientas, etc.
· A esto que una mujer levantó la mano para intervenir y dijo: -afortunados vosotros que en vuestro bloque os habéis puesto de acuerdo, pero en mi bloque que hay mucha gente mayor, no es fácil ponerse de acuerdo. La gente mayor no entiende fácilmente esto de compartir.
· Es cierto, -dijo un hombre algo mayor dándose por aludido– en algunos bloques habrá problemas con la gente mayor y con los no tan mayores, no todo el mundo va a estar de acuerdo con lo de Reducir y con lo de Compartir. Pero yo pienso que hay que tener paciencia con estas personas. En lugar de alejarnos de ellos tenemos que buscar las estrategias que sean necesarias en cada caso, para irnos acercando buenamente y así poder convencerlos. Por tanto, yo creo que deberíamos de crear una comisión de “Estrategias para la resolución comunitaria de conflictos”. Cuando exista algún problema lo mejor será que no salga a la luz, hasta que la comisión decida qué hacer.—Me parece buena la propuesta– dijo una mujer que estaba muy atenta en la primera fila.
· Bueno, vamos a ir avanzando, os voy a contar lo que hemos acordado en mi bloque.

      Mi bloque tiene cuatro plantas, y cinco vecinos por planta. Hemos creado cuatro asociaciones de consumidores. Cada asociación a alquilado de manera real y por una cantidad simbólica las cinco viviendas. Vamos a tapar las cinco entradas y dejaremos una entra sola para las cinco viviendas. Anularemos todos los contratos de luz, agua, teléfono, gas, TV por cable, seguro del hogar, etc y dejaremos un solo contrato de cada. Utilizaremos una sola cocina para hacer la comida para las cinco familias. Compraremos al por mayor y lo almacenaremos en una de las cocinas.         Entre las cuatro asociaciones hay 3 personas jubiladas que se va a encargar de:
· Estar pendientes de las ofertas “gancho” de las grandes superficies y almacenes.
· Se encargarán de pagar por ventanilla todos los recibos que sea posible, con el fin de usar lo menos posible los bancos y fomentar los puestos de trabajo.
· Se encargarán de hacer y tramitar todas las gestiones que sea necesario hacer en las asociaciones.

    Con estas simples medidas, estimamos que podemos ahorrar al año unos  4.720 euros. En concepto de cuota luz unos 700 euros al año, otros 300 euros al año en cuota del agua, unos 1.920 euros al año en telefonía e internet, unos 900 euros al año en TV por cable, unos 900 euros al año por seguros del hogar. En el tema de la comida es donde ahorraremos muchos más, hemos establecido una cuota para comida de 200 euros al mes por persona de más de 14 años, y 150 euros por persona menor de 14 años. En esta cuota de comida también estará incluido el gas. En una media de 4 miembros por familia, se contaría más o menos unos fondos para comida al mes de 3.000 a 3.500 euros. Con un buen plan de compras y de elaboración de menús, podríamos ahorrar el mes entre 1.000 y 1.500 euros. Por lo que al año se ahorraría como mínimo 12.000 euros por asociación. Que sumado a los ahorros anteriores podríamos conseguir unos ahorros al año aproximados de 18.000 euros, por asociación. No podemos olvidar que una asociación de consumidores, puede gestionar muchos otros consumos y conseguir muchos otros espacios de ahorro.
· ¡Sí, sí todo esos ahorros están muy bien ! - saltó una mujer que se encontraba en el fondo de la sala-, pero todo esto nos obliga a cambiar nuestro sistema de vida y de relaciones con los demás.
· Pues de eso se trata— respondió el joven que está contando lo que habían decidido en su bloqueSe trata de cambiar el sistema social que nos han venido imponiendo de manera muy suave las grandes multinacionales y grupos de interés, un sistema individualista y de consumo personal y personificado, orientado hacia el derroche, por un sistema de consumo comunitario y compartido, orientado hacia el ahorro. El que algo quiere, algo le cuesta. Si queremos luchar contra los que nos están robando y nos están empobreciendo, no tenemos más salida que buscar nuevas formas de organizarnos y de consumir. No olvidemos lo que nos decía el Maestro:
· A) reducid vuestras necesidades al mínimo y ejercitad la autorestricción en todas vuestras necesidades de consumo.
· B) organizad vuestra vida en torno a un uso compartido de los elementos de consumo. No se trata de renunciar a los avances, sino de organizar un uso comunitario de los mismos.

    Y eso es lo que estamos intentando hacer en nuestro bloque.

   Y si esto lo hiciéramos en más bloques de la calle, -añadió una vecina que ya era miembro de una de las asociaciones-, podríamos crear en el barrio, servicios comunitarios que nos ayudarían a ahorrar también mucho dinero, y a liberarnos de las ataduras que hoy tenemos con las multinacionales y grupos financieros. Además  si el barrio, se organiza tendrá una fuerza que hará que los políticos no nos sigan ignorando.

   Ya es tarde, -señaló una mujer que tenía un niño pequeño en brazos-, sí, sí, dijeron más vecinos, lo dejamos para otro día.

  Se despidieron los vecinos con idea de seguir otro día organizando el barrio como forma de defensa ante las continuas agresiones que están sufriendo los pobres y los trabajadores de manos del gobierno, al servicio de los ricos y poderosos.